2. BOSQUES: INCONDICIONAL DE LOS REFUGIADOS

El 14 de junio de 1940 París cayó en manos de los alemanes. Philippe Pétain quedó a la cabeza del Consejo de Ministros y el 22 de junio celebró un armisticio en el que invitaba a las autoridades y a los administrativos franceses a colaborar con los militares alemanes y cumplir sus normativas de internamiento en campos y deportación (cuyo fin último era el exterminio). Entre 1940 y 1944 Vichy se convirtió en la capital de la Francia colaboracionista.

A raíz de estos cambios, el consulado se mudó a Marsella, único puerto de salida de Francia. Allí se reunieron miles de personas que querían abandonar Europa. Si un refugiado tenía una visa para ir al extranjero, los franceses le permitían salir de los campos de concentración para dirigirse a ese país.

Además de los españoles, integrantes de las Brigadas Internacionales y antifascistas de diversas nacionalidades intentaron refugiarse en México. Aunque el diplomático presionó a la Cancillería para que extendiera más visas, pero no obtuvo respuesta, por lo que el consulado tuvo que aumentar sus acciones. Alquiló dos castillos: de la Reynarde y de Montgrand, en los que dio asilo a las personas en tanto podía tramitar y organizar su salida de Francia. En esos albergues los refugiados estaban seguros, pues se encontraban en territorio mexicano, lo que los protegía de ser deportados.

Además de los españoles, integrantes de las Brigadas Internacionales y antifascistas de diversas nacionalidades intentaron refugiarse en México. Aunque el diplomático presionó a la Cancillería para que extendiera más visas, pero no obtuvo respuesta, por lo que el consulado tuvo que aumentar sus acciones.

Alquiló dos castillos: de la Reynarde y de Montgrand, en los que dio asilo a las personas en tanto podía tramitar y organizar su salida de Francia. En esos albergues los refugiados estaban seguros, pues se encontraban en territorio mexicano, lo que los protegía de ser deportados.

​​El Castillo de la Reynarde era un lugar enorme rodeado por un bosque. Los refugiados y el personal del consulado tuvieron que reconstruirlo, pues había sido destruido por los fascistas franceses, además fue necesario realizar adaptaciones para aprovechar los recursos materiales y humanos, y lograr que éstos vivieran dignamente.

El Castillo de la Reynarde contaba con cultivos, rebaños, biblioteca, teatro, talleres de artes y oficios y enfermería. En el lugar convivían alrededor de 880 personas de diferentes ocupaciones: universitarios, magistrados, literatos, campesinos y obreros, que tenían todo lo necesario, incluso para el espíritu.

El Castillo de Montgrand albergaba a 500 personas, entre mujeres y niños, que además de buena alimentación tenían acceso a educación y atención médica y contaban con la oportunidad de jugar libremente.

Ante el avance del fascismo la prioridad del consulado mexicano fue proteger a las personas, independientemente de que viajaran o no a México. El diplomático comenzó a expedir la llamada , una constancia o certificado que afirmaba que la persona era protegida por el gobierno mexicano y que vendría al país, donde ya tenía una fuente de trabajo; esto no siempre era verdad, pero cientos de personas lograron salir de los campos de concentración con la documentación, aunque nunca vinieron. Algunos se escondieron, otros viajaron a los Estados Unidos y a otros países, o se incorporaron a la resistencia francesa. Él defendió a todos los que se encontraban en dichos campos para que no fueran deportados a Alemania, sin importar los prejuicios políticos.

Para mayo de 1942 Gilberto Bosques le informó al director del Castillo de Montgrand que la residencia sería cerrada y le solicitó un informe.

Días después el presidente Manuel Ávila Camacho declaró el estado de guerra con Alemania, luego de que submarinos de esa nación hundieron los barcos mexicanos Potrero del Llano y Faja de Oro.

Para noviembre de 1942 México rompió relaciones diplomáticas con el gobierno de Vichy. Bosques, quien ya era el Encargado de Negocios de México en Francia, presentó la nota de ruptura. Poco después el consulado fue tomado por la Gestapo, que confiscó ilegalmente el dinero de la oficina. En lugar de organizar la salida de los diplomáticos mexicanos, Francia los entregó a las autoridades alemanas. En total, 43 personas fueron trasladadas hasta la localidad de Amélie-les-Bains. Después, violando las normas diplomáticas, fueron llevados a Bad Godesberg, en Alemania, donde permanecieron detenidos en un hotel.

Bosques asumió una actitud digna y valiente ante los alemanes, siempre con voz firme.

En 1944 fueron liberados gracias a un canje por prisioneros alemanes. Bosques, su familia y los integrantes de la legación viajaron a Lisboa en donde se embarcaron en el Gripsholm hacia Nueva York y de ahí se trasladaron en tren hasta la capital mexicana.

Hombres, mujeres y niños, los miles de refugiados que México había rescatado, los esperaron bajo la lluvia en la estación Buenavista, el 29 de marzo de 1944. En cuanto el tren llegó se escucharon los gritos de bienvenida: "¡Viva el profesor Bosques!", "¡Viva Gilberto Bosques!", y apenas el diplomático apareció en la puerta la muchedumbre lo levantó en hombros, entre lágrimas y ovaciones.