La importancia de lo aparentemente insignificante, la dignidad de los evidentemente
pisoteados y la
búsqueda de una estética capaz de rendir sus testimonios constituyen la médula de la
fotografía de Nacho
López (1923-1986).
Representó su propia definición de “lo mexicano” al documentar la pluralidad de los Méxicos
en
fotoensayos sobre “mundos aparte”; fueron mundos aparte de sus lectores clasemedieros,
evidentemente,
pero también de la visión homogénea construida por el pri:
la
preeminencia presidencial, el monopolio del partido oficial, la hábil manipulación de las
organizaciones
de masas, la dilución de las diferencias de clase y de ideología en el disolvente del
nacionalismo.
Recurso digital
Explicó su posición crítica al referirse a su temprana educación: “Profunda huella causó en mi ánimo
la
educación socialista que recibí de adolescente durante el régimen de Cárdenas”. Combinar una
preocupación social con una intensa búsqueda formal se ha dado pocas veces en la historia de la
fotografía, pero es precisamente esta dialéctica la que hizo a Nacho el extraordinario
fotoperiodista
que fue.
Sus fotoensayos fueron publicados durante los años cincuenta en las revistas ilustradas más
importantes
de México, entre ellas: Hoy, Mañana, y Siempre! Así, fue revistero, no
diarista, y casi nunca
cubrió noticias. De hecho, pienso que su fuerte no fue ni la fotografía espontánea ni el “street
photography”. Pero el fotoperiodismo es un campo muy amplio y las capacidades de los y las
fotógrafas varían tanto como las de quienes escriben. Al contrario de la percepción popular de él,
no
fue fotorreportero sino fotoensayista en la mayoría de sus publicaciones.
John Mraz
Un centenario de nacimiento nos lleva a buscar su figura, sus imágenes, sus ideales, todo
aquello que conformó a uno de los fotógrafos más importantes del siglo xx mexicano. Ignacio
López Bocanegra (Tampico, 20 noviembre de 1923-Ciudad de México, 24 octubre de 1986), mejor
conocido como Nacho López, fue uno de los impulsores de la fotografía que rebasó con mucho
los cartabones de lo convencional, lo establecido, lo autorizado. Un hombre de ideas
preclaras, con una convicción de izquierda, nos enseñó un camino muy diferente para abordar
la fotografía. Su cámara recreó la nota gráfica, el fotorreportaje y, sobre todo, innovó con
los fotoensayos, género periodístico muy novedoso, al lado de José Pagés Llergo y Regino
Hernández Llergo. Con Nacho López, el fotógrafo se convirtió en un profesional, un autor
autónomo con una gramática visual particular, y catapultó al gremio a otro estadio dentro del
mundo editorial y periodístico.
Es importante señalar que con su obra Nacho López mostró un México poco usual, el de los submundos,
aquel que dormitaba mientras la vida seguía por la superficie, el de los desamparados o desposeídos.
A la par, también trabajó otras esferas como la danza, la música, la urbe, la arquitectura, el
campo, los indígenas en su tierra, los objetos y una infinidad de temas poco usuales para la
fotografía de aquel momento, que se desbordaba más allá de lo cotidiano, con un sentido del humor
muy agudo, acentuando las contradicciones sociales y políticas. Aunado a una estética que desarrolló
pensando en que sus imágenes penetraran mundos diversos, fue un gran maestro con el ejemplo
de su cámara en ristre, la cual era parte de su forma de dialogar, contrastar, discutir, y enseñó a
sus alumnos un discurso visual agudo y feroz. López ha sido de los pocos fotoautores que usaron las
letras impresas para mostrarnos los caminos de la militancia visual y de la necesidad de erigir un
discurso que rebasara lo conocido. Esa conciencia histórico-visual la mostró, la enseñó, la ejerció
y de ahí aprendimos a tener la noción de la importancia de la fotografía como fuente documental,
histórica, social y estética. Aún más, pues su interés lo llevó al cine con ese mismo ímpetu.
En este caso, es un honor tener las letras y la curaduría del especialista más prominente de Nacho
López, el investigador y fotohistoriador John Mraz, quien muestra al fotógrafo a cien años de su
nacimiento, con la fuerza y la calidad que sus imágenes nos dotan. Gracias a John Mraz las nuevas
generaciones podrán conocer a uno de los mejores fotógrafos de México.
Rebeca Monroy Nasr
deh-inah