José Mora Caracas,

 
 

cadáver de Emiliano Zapata,

 
 

Cuautla, 10 de abril de 1919

 
 
 
 



Medio cuerpo inerte de Emiliano Zapata ocupa el centro de la imagen, tomada por José Mora Caracas, quien fuera el primer fotógrafo en retratar los restos de Zapata en el cuartel de policía de Cuautla, Morelos, el mismo día del asesinato. Unas horas más tarde se trasladaron al lugar, la mayoría desde la ciudad de México, sus colegas fotorreporteros que querían cerciorarse y documentar la muerte de Zapata. En la composición de la imagen destaca su pecho ensangrentado; la oscuridad de su propia sangre sirve al fotógrafo para escribir sobre ella. Herido sólo el cuerpo, el rostro permanece intacto y, a pesar de que sus ojos han sido ya cerrados, se han empeñado en que sus rasgos sean reconocibles.

Los hombres que rodean al cadáver expresan distintas emociones, pero es notable que ninguno centra su mirada en el muerto, quizá porque se saben fotografiados. El primero a la izquierda ve directamente a la cámara, sin una actitud definida en el rostro; el segundo se concentra en algo que está en lo alto; el tercero, cuya cara se encuentra justo encima de la de Zapata, de igual manera enfrenta la lente del fotógrafo frontalmente; un cuarto testigo se ve casi ausente, sus ojos se pierden en un tercer plano; el último de ellos, en el extremo derecho, dirige su mirada hacia arriba, pero más que la impresión de que observa algo, su rostro presenta lo que pareciera una postura reflexiva, casi piadosa, ante el asombro de verlo sin vida.

Hay sin embargo algo cómico en la disposición y las expresiones en los rostros de estos cinco testigos. Como la fotografía fue ampliamente difundida por la prensa de la ciudad de México —es quizá la imagen más conocida del cadáver—, cabe preguntarse si la intención de Mora Caracas, más que documentar “objetivamente” la muerte, era más bien ridiculizar a la gente sencilla del campo seguidora de Zapata. (Véanse en cambio los documentos 11 y 12 ) .
 

 
 

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