Pablo González

 
 

a los gobernadores y jefes de operaciones militares,

 
 

Cuautla, 10 de abril de 1919

 
 
 
 



Junto con el documento 3, esta comunicación —elaborada en Cuautla la noche del asesinato (véase documento 1)— forma parte de la estrategia política del comandante de las fuerzas federales en Morelos, el general Pablo González, para “vender” la muerte de Zapata como un triunfo personal y legítimo. Sin tener realmente atribuciones para hacerlo, en la carta González se dirige a la élite política carrancista para felicitarse, en apenas un párrafo, de la muerte del “célebre cabecilla suriano”. Lo hace además con una notable desvergüenza, pues afirma que Zapata murió “en combate”  —seguramente porque sabía que su imagen pública quedaría destruida si se conocía la verdad de la conspiración que había orquestado con el coronel Jesús Guajardo para asesinar a Zapata. Resaltar el hecho de que el cuerpo del líder del ejército libertador del sur fue custodiado y trasladado a Cuautla era para demostrar que efectivamente la muerte de Zapata había tenido lugar y no era una más de sus afirmaciones triunfalistas.
 

 
 

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