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Cédula
 
Título
Adiós mamá Carlota (atribuido)
Agente creador
Riva Palacio, Vicente (letrista)
Nivel de descripción
Expediente
Tipo de recurso
canción
Descripción
Información musical: Fa Mayor. Duración 4 minutos aproximadamente. Dotación instrumental: Orquesta Típica - Sinfónica. Dotación vocal: Coro. Instrumentos de aliento madera: flauta, oboe, clarinete en si bemol 1, 2, fagot. Instrumentos de aliento metal: trompeta en si bemol 1, 2, trombón. Instrumentos de percusión: bateria. Instrumentos típicos: marimba, salterio, bandolón, bajo sexto. Instrumentos de cuerda frotada: violín 1, 2, viola, violoncello, contrabajo.
Medidas
24 fojas: 1 partitura orquestal edición digital (5 páginas); 19 partichelas edición digital (1 página cada una)
Lengua
español
Palabras clave
papeles de música; Orquesta Típica
Tipo de media
texto
Formato de la representación digital
PDF
Colaborador
Orquesta Típica de la Ciudad de México
Custodio
Archivo Histórico de la Ciudad de México "Carlos de Sigüenza y Góngora"
Nota de contexto
Riva Palacio Guerrero, Vicente (1832- 1896). Hijo de Dolores Guerrero y Mariano Riva Palacio, nieto por vía materna del general Vicente Guerrero. Cursó estudios en el Colegio de San Gregorio y se recibió de abogado en 1854. Fue diputado de 1856 a 1861. Durante la intervención francesa se unió como militar al general Ignacio Zaragoza. También fue gobernador del estado de México y posteriormente del estado de Michoacán. Ocupó el cargo de general en jefe del ejército del centro. Escribió cuentos, poemas, dramas, comedia novelas históricas, ensayos, etc. Trasciende hasta nuestros días la parodia que hizo del poema Adiós ¡oh patria mía! de Rodríguez Galván, cambiando el titulo por el de Adiós Mamá Carlota. Falleció en Madrid España en 1896. Mamá Carlota. Canción mexicana, famosa hacia 1866, en las postrimerías del imperio de Maximilano. En su libro La guerra de intervención en Michoacán, Eduardo Ruiz relata que “un día se hallaba en Huetamo el general Vicente Riva Palacio (1832-1896) cuando, al empezar a comer, llegó un correo portando un microscópico papel enrollado. El general lo desplegó cuidadosamente, lo guardó y lo leyó sin decir nada. Al acabar de comer, trajeron café de Uruapan, y como en ese instante se presentó el cajista de la imprenta en que se hacía El Pito Real, pasquín que publicaba el general, a pedirle originales, Riva Palacio ordenó a Eduardo Ruiz -su secretario y redactor de esta crónica– que escribiera lo que le iba a dictar. Y dictó, copla a copla, sin enmendar nada, la Mamá Carlota que había compuesto mentalmente mientras almorzaba o que tal vez había improvisado en aquel momento, pues en el papelito que le habían traído se le comunicaba la fuga de la emperatriz, y el general había visto claro la caída de Maximiliano. Con su sagacidad acostumbrada, satirizaba cruelmente el prólogo de la tragedia en las coplas de la canción que un mes después era famosa en todo el país”.