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Encuentro entre Hernán Cortés y Moctezuma, siglo xix, Colecciones Particulares, Colección Gráfica Felipe Teixidor, FTX-148.

La conquista de Mesoamérica implicó conflictos por la tenencia de la tierra; documentos del Archivo General de la Nación (agn) nos ofrecen miradas al tema de la asignación de tierras y de la resistencia de los pueblos indígenas.

La conquista de Mesoamérica implicó conflictos por la tenencia de la tierra; documentos del Archivo General de la Nación (agn) nos ofrecen miradas al tema de la asignación de tierras y de la resistencia de los pueblos indígenas.

La conquista de Mesoamérica implicó conflictos por la tenencia de la tierra; documentos del Archivo General de la Nación (agn) nos ofrecen miradas al tema de la asignación de tierras y de la resistencia de los pueblos indígenas.

Plano del México Antiguo, siglo xvi, colección Gráfica de Propiedad Artística y Literaria, Colección CB Waite.

La conquista de los pueblos mesoamericanos, entendida como un proceso de constante sometimiento/diplomacia, culturización y expansión de la jurisdicción española, implicó una permanente pugna por las tierras y su asignación, tanto para españoles como para indígenas. El agn resguarda manuscritos, códices, mapas, gráficos e impresos originales, particularmente en sus fondos documentales “Tierras”, “Real Audiencia” y “Hospital de Jesús”, que dan cuenta de la historia de negociación y de resistencia por parte de los pueblos originarios hacia la colonización. La mayoría de estos documentos fueron usados en litigios llevados ante el Juzgado de Tierras de la Real Audiencia de la Nueva España y están también próximos a cumplir cinco siglos de existencia.

Aún en la actualidad, ante dudas y controversias respecto de la titularidad de la tierra o su delimitación, hay comunidades agrarias que acuden al agn a consultar el fondo de Tierras para encontrar antecedentes que les permitan demostrar la antigüedad de asentamientos, la asignación de terrenos y sus límites y otros indicios que sirvan para probar vínculos con la tierra y, por ende, derechos sobre ésta.

Caída de Tenochtitlan, 1809, Instituciones Coloniales, Indiferente Virreinal, caja 6133, Exp. 042.

La caída de Tenochtitlan se dio el 13 de agosto de 1521. Lo que comenzó como una relación diplomática entre el emperador Moctezuma y el expedicionario Hernán Cortés, se convirtió en una serie de enfrentamientos entre el pueblo mexica y las tropas extranjeras, estas últimas apoyadas por los pueblos originarios que se aliaron a los hispanos, como: tlaxcaltecas, huexotzincas, cholulas, totonacos, mixtecos, otomíes, tlahuicos, coluixcos y matlatzincas, quienes, como se relata en este documento fechado en 1809, se habían disculpado de sus hostilidades y establecieron una confederación que fue tan útil a los conquistadores como desfavorable para los aztecas. A partir de esta fecha inicia el periodo de la historia de México conocido como la Colonia, que duró tres siglos, de 1521 a 1821, 300 años en los que los españoles extendieron su dominio en la América septentrional y sometieron a su jurisdicción, civil y religiosa, a los habitantes originales.

Historia del pueblo de Milpa Alta, 1539, Instituciones Coloniales, Tierras, vol. 3032, Exp. 3. (MAPILU: 2306F.)

Las crónicas de la llegada de los conquistadores a las diferentes jurisdicciones que componían el México prehispánico nos permiten saber más sobre los pueblos originarios y sus habitantes durante el proceso de la conquista. Las pictografías y los códices utilizados para ilustrar las delimitaciones de las tierras, los linajes y la evangelización, dan muestra de ello. Una de estas narraciones es la historia de Milpa Alta, fundado por un cacique llamado Quahipeltzintli, elegido por los viejos para conjuntar Chicomoztoc, Estapanuca y Santa Martha Xocotepetlalpan para el asentamiento del territorio. Esta imagen pertenece a las narraciones del arribo de los españoles en 1521 que tomaron la tierra por medio del combate e ilustraron a las autoridades indígenas de la región; el suceso continúa con la entrada de los evangelizadores, quienes asentaron una iglesia en la parte del norte sobre un cerro denominado el Tehtlixohiyacatzin, nombrando a la señora de agosto junto con Santa Marta las patronas de todo Milpatexcalpanuca.

Merced de Carlos V a favor de Hernán Cortés, 1529, Instituciones Coloniales, Hospital de Jesús, vol. 459, Exp. 16.

Cambios severos se desataron sobre la ciudad antigua inmediatamente después de su caída: se ordenó la destrucción del Acueducto de Chapultepec, que proveía de agua a la metrópoli, y se asentaron varios predios para la construcción de instituciones que impartieran justicia en la naciente Nueva España. La Corona comenzó a repartir el área conquistada: Hernán Cortes fue uno de los primeros beneficiados pues el rey Carlos I de España le concedió, en 1529, los territorios de la Calzada que sale de la ciudad de México para Tacuba, y de la casa nueva que era de Moctezuma que colindaba con la Plaza Mayor y la calle de Ixtapalapa, como retribución por la conquista de Tenochtitlan.

Marquesado del Valle, 1549, Instituciones Coloniales Hospital de Jesús, Legajo 276, Exp. 79. (MAPILU: 3052.33.)

Ese mismo 1529, el rey Carlos I también designó marqués del Valle de Oaxaca a Hernán Cortés; con ello, recibió un señorío, nombramiento otorgado por los reyes a los nobles que habían prestado importantes servicios, concediéndole tierras y súbditos a título hereditario y perpetuo de las entidades que cubrían lo que hoy son los territorios de Oaxaca, Morelos, Veracruz, Puebla, Michoacán, Estado de México y Ciudad de México. Posteriormente, a los señoríos se les denominó pueblo de indios.

Marquesado del Valle, 1549, Instituciones Coloniales Hospital de Jesús, Legajo 276, Exp. 79. (MAPILU: 3052.33.)

Dentro de este territorio, el virrey de la Nueva España, Antonio de Mendoza, sólo podía mantener control de los casos relacionados con los temas de justicia, minas y circulación de monedas. La nobleza española y los oidores de la Primera Audiencia, quienes intervenían como consejo del virrey y tenían la facultad de dictar resoluciones en real acuerdo, denunciaron las pretensiones de Cortés de considerar los bosques, pastos y aguas como terreno personal. Pese a la concesión real, la administración del Estado compartió el punto de vista e hizo expresa declaración de que los recursos naturales debían ser de uso común para todos los españoles y no se podían reservar. Dicha situación llevó a Cortés, entre 1530 y 1534, a una serie de litigios para hacer el reconocimiento de los límites y posesión de las tierras que le habían sido otorgadas.

Cortés, sabedor de su gran riqueza, se propuso aumentar sus rentas creando caminos, explotaciones agrícolas, ganaderas y manufactureras, comprando o usurpando huertas, sembradíos y parajes pertenecientes a los nobles indígenas.

Marquesado del Valle, 1549, Instituciones Coloniales Hospital de Jesús, Legajo 276, Exp. 79. (MAPILU: 3052.33.)

Los indígenas, tratando de preservar lo que les pertenecía, presentaron 33 códices realizados a mediados del siglo xvi, escritos en náhuatl, explicando las demandas de diferentes caciques en contra de la usurpación de tierras e ingenios de azúcar por parte de Hernán Cortés; éstos contienen mapas elaborados por tlacuilos (pintores indígenas), cargados de simbología, información y saberes indígenas, principalmente de temáticas agrarias, mostrando la disposición de las parcelas, los nombres de los lugares, el tipo de producto que generaban y sus cantidades, así como a los caciques que las señoreaban.

Demanda de Francisco de Hermosilla contra Hernán Cortés, 1530, Francisco de Hermosilla, Instituciones Coloniales, Hospital de Jesús, vol. 265, Exp. 5.

En el deseo de Cortés de seguir con los dominios de su Marquesado, éste tuvo la necesidad de pedir favores a la alta sociedad novohispana; uno de ellos fue a un adinerado español de nombre Rodrigo de Hermosilla, quien le hizo un préstamo en ducados de oro, mismo que fue establecido mediante un documento firmado por Cortés el 9 de marzo de 1530, donde se mencionaba el motivo de la deuda y la promesa de pagarla una vez que dejara de estar en necesidad.

Demanda de Francisco de Hermosilla contra Hernán Cortés, 1530, Francisco de Hermosilla, Instituciones Coloniales, Hospital de Jesús, vol. 265, Exp. 5.

Pasaron varios años sin que la deuda fuera cubierta. Hernán Cortés se mudó a la ciudad de Sevilla y pese a los constantes llamados y peticiones para cubrir el préstamo, nunca se realizó dicho pago. En diciembre de 1547, Cortés falleció en Sevilla, pero el adeudo no moriría junto con él, ya que su Marquesado fue heredado a su hijo legítimo Martín Cortés, bajo el testamento firmado y sellado el 12 de septiembre del mismo año. Al enterarse de esto, Rodrigo de Hermosilla levantó una denuncia en contra del heredero para que se le pagara lo adeudado. Con el tiempo, el caso dio un fallo en favor de don Martín Cortés declarándolo libre de todo compromiso y dando por finiquitado el proceso.

Convenio entre los principales de Cuernavaca y el Lic. Altamirano, a nombre de D. Martín Cortés, 1549, Martín Cortés, Instituciones Coloniales, Hospital de Jesús, vol. 235, Exp. 5.

La toma de los bienes y sucesiones de don Martín Cortés tardaron en otorgarse, además de que su herencia fue separada por el rey, poniendo como albacea y apoderado a Álvaro Ruiz. A pesar de tener por escrito que las deudas que tenía su padre debían ser pagadas, muchas de ellas no fueron saldadas; de igual manera, se desataron litigios de tierras pertenecientes al Marquesado del Valle, entre las que había peticiones de reclamo de pertenencia por los indios, como sucedió en el territorio de Cuernavaca, donde Martín Cortés al final obtuvo una escritura de convenio entre los principales de la localidad sobre las tierras y casas que pedían los indios.

Códice Yanhuitlán, 1541, Instituciones Coloniales, Gobierno virreinal, Vínculos y mayorazgos, vol. 272, Exp. 12.

Dentro del Marquesado del Valle de Oaxaca se encontraba Yanhuitlán, la cual durante el siglo xvi se mantuvo como uno de los principales centros políticos y económicos de la Mixteca Alta debido, entre otras razones, a la pujante industria de la seda que fue introducida en la región de manera indirecta por Hernán Cortés, además de la crianza de ganado.

Con la llegada de las expediciones evangelizadoras se vivieron tiempos hostiles. La elaboración del Códice de Yanhuitlán fue parte del proceso inquisitorial contra el cacique Domingo de Guzmán, entre 1544 a 1546, juzgado por idolatría al decirse que quería fuera del territorio a los predicadores por la construcción de un inmenso convento e iglesia a costa principalmente de la comunidad y su señor. Sin embargo, no fue condenado y logró seguir en su cargo 12 años más.

Vasco de Quiroga y fray Gerónimo. Crónica Michoacán, 1578, Instituciones Coloniales, Historia Vol. 9, Cap. 2, f. 15. (MAPILU: 199 hasta 211.)

La evangelización fue un gran pretexto para llevar a cabo la conquista. Con la llegada de los primeros misioneros franciscanos a la Nueva España en 1523, algunos de ellos se dirigieron al territorio de Michoacán para predicar entre sus pobladores, siendo así los antiguos purépechas una de las etnias que no fue sujeta por la Corona española por las armas, sino que fueron entregados de manera pacífica a las fuerzas encabezadas por Hernán Cortés.

Atención de los indios a los soldados españoles en Tzintzuntzan, 1592, Instituciones Coloniales, Historia Vol. 9, Cap. 2, f. 15. (MAPILU: 199 hasta 211.)

La crónica de Michoacán de fray Pablo Beaumont sirvió como relato principal de la vida de los purépechas antes y durante la conquista española. Cuando el fraile llegó a Tzintzuntzan conoció a un nativo de nombre “Cuini”, quien dijo ser descendiente de los antiguos gobernantes y le enseñó un documento que contenía una serie de escenas históricas del pueblo y un mapa de la ciudad; el religioso realizó una copia de las imágenes para incluirlas en su crónica con un estilo europeo al cual le agregó las glosas que las explican.

Manuscrito tradicional indígena. Ídolos del Templo de Huitzilopochtli, 1539, Instituciones Coloniales, Inquisición, Vol. 37, Exp. 3. (MAPILU: 4848.)

La presencia de las autoridades eclesiásticas y la ejecución de los juicios inquisitoriales se venían realizando desde la caída de Tenochtitlan con el propósito de implementar el cristianismo entre los pueblos nativos; varios de estos procesos judiciales se acompañaban del uso de la pictografía. Un ejemplo es la representación de los ídolos de Huitzilopochtli elaborada por un pintor de origen indígena llamado Mateos, quien denunció a Miguel Tlaylotlac por supuestamente esconder el bulto sagrado de Huitzilopochtli, en 1539.

Según las palabras de Mateos, su padre había sido una persona muy cercana al emperador Moctezuma, y ya en los años de la conquista habría ocultado y custodiado envoltorios con los restos de varios dioses. Su padre fue ejecutado junto a Cuauhtémoc por Hernán Cortés rumbo a la expedición de lo que hoy es el territorio de Honduras. Mateos y su hermano habrían trasladado los bultos hacia la casa de Miguel Tlaylotlac para su resguardo, desapareciendo éste días después, situación que provocó la denuncia.

Códice Tecomaxtlahuaca, 1578, Tierras, Vol. 2692, Exp. 16. (MAPILU: 1692.8.)

El Códice Tecomaxtlahuaca fue realizado para presentar una resolución judicial sobre el patrimonio de Francisco de Arellano, cacique de ese pueblo, quien pedía que se considerara que en sus tierras ubicadas en Tecpancaltitlan, hoy región Juxtlahuaca en Oaxaca, el tributo se pagara a base de trabajo, ya que si esto se quitaba corría riesgo de perderlas, pues en ellas siempre vivieron indios que pagaban por labrar los suelos.

Códice Tecomaxtlahuaca, 1578, Tierras, Vol. 2692, Exp. 16. (MAPILU: 1692.8.)

El documento fue hecho del tributo de papel maguey que recibían sus antepasados, de carácter genealógico y tributario; consigna información sobre sus caciques y la sucesión de éstos, desde 1403 hasta 1578. Se muestran representaciones de maíz, frijoles, algodón y chiles, productos textiles, cargas de madera y servicios personales de hombres y mujeres. Todos estos elementos están conectados con glifos numéricos de 20 y 400 que representan el monto que debían pagar.

Mapa de Santiago Quanepopohualco, 1532, Manuel Juárez Mexicatl, Tierras, Vol. 2692, Exp. 16. (MAPILU: 2619.7.)

El mapa que abarca las regiones de Santiago Quanepopohualco, Xomolco y San Martín Quatzotzoco, situadas en el actual estado de Morelos, realizado en 1532, contiene también información sobre el patrimonio de Francisco de Arellano, quien en este caso solicita que se le devuelvan las tierras arrebatadas por los indios que las trabajaban. El pictograma fue elaborado en papel maguey.

Códice de los habitantes de San Antonio Zoyatzingo, 1557, Tierras, Contendor 0732, Vol. 1665, Exp. 5. (MAPILU: 1178.)

El códice de los habitantes de San Antonio Zoyatzingo, localidad que se encuentra dentro de lo que hoy es el Estado de México, fue realizado en 1557 para representar a las familias de dicho pueblo que sobrevivieron a las enfermedades e invasiones sucedidas antes de la conversión católica y como constancia de que se entregaron terrenos para la construcción de cuatro barrios. En los recuadros se muestran figuras en diferentes posiciones, algunas con armas y otras con animales; también hace alusión a don Felipe Guamaxal y a don Juan Nahuacatzin, quienes presuntamente son las personas encargadas del poblado.

En 1697 fue utilizado por don Lucas Calvo para solicitar a Domingo de Córdova, representante jurídico de las autoridades, que se realizara un mapa para delimitar las tierras del pueblo de Tenango Tepopula de la jurisdicción de Chalco y que se le devolvieran los dominios que fueron arrebatados por dichas autoridades.

Molinos de Azúcar, Tacubaya, Ciudad de México, 1587, Jorge Messia Peralta, Tierras, Vol. 2719, Exp. 22, f. 16. (MAPILU: 1811.)

Este mapa, nombrado como “Molinos de Azúcar de Tacuba”, fue trazado en 1587 a petición de la donación hecha por Juan Tello de Guzmán para la construcción de una salida artificial de agua, a modo que el canal de desagüe se empleara para el uso de un molino. El mapa forma parte de la gran colección de documentos pictográficos de carácter jurídico-administrativo que fueron elaborados en la etapa colonial, realizado por un pintor de origen indígena, quien trató de hacer dibujos de construcciones europeas, aprovechando la pintura para mostrar el especial estatuto político de la región de Tacuba en la época prehispánica, donde se logran percibir algunos glifos en relación con Tenochtitlan.

Cuitláhuac, Chalco, 1579, Tierras, Vol. 2681, Exp. 6, f. 2. (MAPILU: 1596.)

Bernardino Arias Dávila promovió un juicio para solicitar tierras en el barrio de Santa María Magdalena, perteneciente a la cabecera de Cuitláhuac que, por su linaje ligado a caciques prehispánicos, reclamaba como suyas. Pretendía usar esos terrenos para introducir ganado, pero éstos ya se encontraban ocupados por chinampas pertenecientes a los pobladores naturales. Bernardino presentó este mapa, pintado a colores y realizado en 1579, para delimitar el barrio de Santa María Magdalena, localizado prácticamente a orillas de un río, parte de lo que hoy es Chalco y Tláhuac, de los poblados Tepetlán, Tequixquipan y Santo Domingo, y demostrar que esas tierras le pertenecían.

Provisiones reales con lista de encomiendas y tributarios de Pedro Moctezuma, 1565, Pedro Moctezuma, Instituciones Coloniales, Civil Volúmenes, Vol. 2306, Exp. 1.

El nuevo régimen que comenzó a constituirse en la Nueva España brindó la posibilidad a algunas familias de la nobleza indígena de acceder al rango de aquellos que buscaban, a través de beneficios y privilegios acordes a su calidad, una manera destacada de sostenerse dentro del orden recién establecido.

Provisiones reales con lista de encomiendas y tributarios de Pedro Moctezuma, 1565, Pedro Moctezuma, Instituciones Coloniales, Civil Volúmenes, Vol. 2306, Exp. 1.

Las adjudicaciones de mercedes y privilegios se convirtieron para los descendientes de Moctezuma en una forma de sobrevivir a lo largo del periodo virreinal. Pedro Moctezuma Tlacahuepantzin fue el único hijo varón del emperador Moctezuma que sobrevivió a la conquista, y quien tuvo que viajar a la Península Ibérica a rendir pleitesía al rey Carlos I para obtener el derecho de poseer ciertos bienes que le fueron otorgados hasta su muerte en septiembre de 1570.

Provisiones reales con lista de encomiendas y tributarios de Pedro Moctezuma, 1565, Pedro Moctezuma, Instituciones Coloniales, Civil Volúmenes, Vol. 2306, Exp. 1.

Para los herederos de don Pedro Moctezuma, obligados a radicar en la Península Ibérica desde el último tercio del siglo xvi hasta el fin del periodo virreinal, las adjudicaciones de privilegios y encomiendas de indios en el virreinato de la Nueva España fueron una continua expedición de cartas ejecutoriales, cédulas y reales provisiones que las otorgaban.

Genealogía de Diego de Mendoza Austria Moctezuma, 1791, Tierras, Vol. 1586, Exp. 1, f. 2 y 3. (MAPILU: 01126.)

La línea genealógica de Moctezuma siguió siendo empleada para la obtención de certificados de tierras y títulos de cacicazgos por parte de la Corona española durante los siglos xvii y xviii. En el periodo de los años 1618 a 1707 circularon cuatro distintas genealogías entre los indígenas del territorio que hoy es Hidalgo, las cuales probaban una supuesta descendencia de Diego de Mendoza Austria Moctezuma, nombrado gobernador perpetuo de Tlatelolco, para él y su descendencia, después de ayudar a las fuerzas hispanas en la expansión de su dominio.

Una de estas genealogías fue presentada por Melchor de Mendoza, quien, intentando obtener los privilegios de ser descendiente de Diego de Mendoza, exhibió ante la Real Audiencia este cuadro donde se representan seis personas, identificadas en una sucesión genealógica como Tezozómoc (gobernante de Azcapotzalco en el siglo xv); Quaquauhpitzauac (gobernante de Tlatelolco en el siglo xv); Moctezuma; Fernando Cortés Moctezuma (Cuauhtémoc); Diego de Mendoza Austria Moctezuma (cacique de Tlatelolco) y Baltasar de Mendoza Moctezuma, Señor de Tezontepec (e hijo de don Diego).

Códice Teloloapan, Tultepec y Acatlán, Arzobispado de México, 1558, Diego de Méndez de Soto, Arzobispado, Exp. 143, Vol. 26.

La resistencia de los pueblos originarios frente a los excesivos tributos que se les imponían se puede constatar en el Códice Teloloapan, del siglo xvi, que contiene cinco pinturas que forman parte de un grupo de documentos elaborados por los indígenas de la región para denunciar al religioso Rodrigo Ortiz, quien se los exigía en demasía. En él se conjugan la tradición de la escritura precolombina, basada en imágenes, con la escritura alfabética introducida por los españoles. En este códice se hace un recuento de las mercancías que cada pueblo entregaba como impuesto, siendo un ejemplo del sistema de contabilidad mesoamericana que subsistió durante buena parte del periodo virreinal.

Éste es el testimonio de la formación de una cultura híbrida, la forjada por los pueblos de la zona conocida como Provincia de la Plata, integrada por los reales mineros de Taxco, Sultepec y Zacualpan, y que da cuenta de la intensa actividad comercial que existía, y las pocas autoridades que actuaban con apego a la ley, por lo que los indígenas elaboraban frecuentes peticiones y quejas ante el Arzobispado de México contra los abusos de caciques, mineros y religiosos.

Códice de Coetzala, siglo xvi, Tierras, Contenedor 0330, Vol. 689, Exp. 1. (MAPILU: 0824 y 0824 V.)

El Códice de Coetzala, plasmado en un folleto de cuatro páginas que contienen signos calendáricos, otros jeroglifos y un largo texto en náhuatl, fue presentado por los naturales del pueblo de Nuestra Señora de la Limpia Concepción Cuetzalan, jurisdicción de Chiautla, actual estado de Puebla, con el propósito de probar la antigüedad de su asentamiento, durante un litigio sobre la propiedad de tierras sostenido en el siglo xvi con Santa María Cuetzalan, Santa Mónica Cuetzalan, San Miguel Cuetzalan y Santiago Centeocala.

Códice de Coetzala, siglo xvi, Tierras, Contenedor 0330, Vol. 689, Exp. 1. (MAPILU: 0824 y 0824 V.)

Estos pueblos pertenecieron a la provincia tributaria de la Triple Alianza de Quiauhteopan, y fue una zona rica para la minería indígena. La lectura de los textos alfabéticos en náhuatl, que cuentan con una traducción en el expediente que registra el litigio por tierras, nos permite observar que los signos pictográficos no tienen nada que ver con lo expresado. Muy probablemente el texto fue añadido al documento en un momento posterior, durante un registro de linderos entre La Concepción Cuetzalan y el pueblo vecino de Santa Mónica llevado a cabo en 1748.

Códice Techialoyan de Cuajimalpa, siglo xvi, Instituciones Coloniales, Real Audiencia, Tierras (110), contenedor 1610, vol. 3684.

La población indígena había crecido demográficamente a finales del siglo xvii e intentaba recuperar aquellas tierras absorbidas por haciendas, ranchos o por otras comunidades, y el gobierno novohispano buscaba mecanismos para regularizar la posesión de la tierra. Los documentos indígenas, aun aquellos ajenos en sí a su tenencia, se utilizaban como probatorios de la antigüedad de los pueblos y de la legítima posesión territorial.

Códice Techialoyan de Cuajimalpa, siglo xvi, Instituciones Coloniales, Real Audiencia, Tierras (110), contenedor 1610, vol. 3684.

A los pueblos les interesaba demostrar que eran cabeceras y no poblaciones sujetas a éstas, fundaciones antiguas y no recientes, y que sus límites eran aquellos que defendían. Por ello, buscaban contar con documentos propios que mencionaran esos linderos y la fundación del pueblo, evento solemne y significativo cuya relevancia aumentaba cuando participaban en él grandes personajes, como virreyes o el propio Hernán Cortés.

Códice Techialoyan de Cuajimalpa, siglo xvi, Instituciones Coloniales, Real Audiencia, Tierras (110), contenedor 1610, vol. 3684.

El Códice Techialoyan de Cuajimalpa describe una solemne reunión de autoridades del pueblo para confirmar los límites territoriales de la entidad, los parajes que comprendía, los barrios que la integraban y las comunidades que le tributaban por parte de Hernán Cortés. El objetivo de esta ceremonia, fusión de las antiguas prácticas culturales de origen mesoamericano y europeo, era la legitimación de la propiedad o posesión de la tierra. Texto y pictografía se complementan en este documento, donde aparecen las firmas de los principales en cuestión. La iconografía es rica en representaciones vegetales como magueyes, nopales y árboles; arquitectónicas, concretamente iglesias, casas y un palacio; y humanas, entre las que se encuentran imágenes de personajes indígenas y europeos.

Mapa de la República Mexicana con la división interna, 1825, Miguel Bueno, Colección Mapas, planos e ilustraciones, Registro: 5226.

Los últimos años del México colonial terminaron en la búsqueda de establecer una república independiente por parte de un pueblo mestizo que buscaba mejores oportunidades dentro del territorio donde había nacido. Los pueblos que mantenían su origen prehispánico dejaban de considerarse como naturales y poco a poco pasaron a ser relegados por los criollos. A lo largo de la Nueva España se conjugaron los pueblos, villas y regiones que terminaron por colonizarse, pero también subsistió una resistencia de la cultura indígena que se apropió del lenguaje, de las reglas y normas del sistema castellano para la elaboración de diversos códices en su defensa.

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