Se ofrece aquí una lectura representativa de la memoria histórica del Zoológico en Ciudad de México. Narrada a través de documentos e imágenes de distinta índole y procedencia, la muestra da cuenta de la diversidad de expresiones iconográficas y de cultura visual que convergen en el Zoológico de Chapultepec. Éste es uno de los lugares de identidad colectiva más emblemáticos de la capital del país, como atestiguan fotografías, películas, dibujos, pintura, planos, publicaciones impresas y el ritual familiar que lo visita de generación en generación. A lo largo del siglo xx, la reunión de fauna como espectáculo público se revelará como un dispositivo de enseñanza, investigación y conservación integral de las distintas especies animales amenazadas por el desarrollo industrial y el crecimiento de las metrópolis, donde la voracidad de la producción y el consumo como forma de vida ponen en peligro a todo ecosistema.
El 6 de julio de 1923 se colocó la primera piedra del Zoológico de Chapultepec; su fundador fue el científico, biólogo, poeta y librepensador mexicano: Alfonso Luis Herrera López 1 . En un contexto de reconstrucción nacional en México después de la lucha armada revolucionaria, la idea del profesor Herrera era crear un espacio público para la generación e intercambio de conocimiento acerca de la evolución y desarrollo de la vida en el planeta, desde sus orígenes moleculares hasta las formas más visibles de los reinos que la componen: mineral, vegetal, fungi y animal.
Más allá de la repetición de festejos cívicos y nacionales en los que el espacio del zoológico es protagonista, esa institución y los seres vivos que la han habitado son la ventana primordial hacia el mundo de los animales, fundamento de nuestras experiencias afectivas con el Otro no-humano, y el conjunto a través del cual hemos podido comprender no sólo nuestra relación con ellos y con nuestro entorno, sino también nuestro sitio en el cosmos.
El devenir y las vicisitudes de esta relación entre lo animal y lo humano ha quedado en la memoria documental del Zoológico de Chapultepec, desde el precario Jardín Zoológico de Aclimatación de la Ciudad de México creado durante la última década del siglo xix, la construcción del zoológico posrevolucionario, los primeros dispositivos de exhibición con jaulas, fosas e instalaciones artísticas que imitaban rocas o témpanos de hielo, el intercambio internacional de especies, la transformación radical del espacio distribuido en biomas hasta convertirse en un centro de conservación de especies mexicanas como el lobo mexicano, el cóndor de California o el ajolote con el nuevo Anfibium. ¿Quién no recuerda los rostros infantiles ante el oso o el tigre?, ¿a quién le tocó el zoológico como un diorama vivo del territorio mexicano y pudo recorrerlo en su trenecito? Allí conocimos a los primeros pandas que llegaron a Latinoamérica y fueron esos osos los primeros en reproducirse en cautiverio fuera de la República Popular China. Tohui, el pequeño panda de Chapultepec, marcó la infancia de todos aquellos niños, en el último cuarto del siglo xx.
La presente exposición rastrea, sin pretensiones de exhaustividad, un acercamiento al universo de imágenes creadas desde distintos territorios, expresiones e intereses, que provocan nuestra memoria para ubicar en el tiempo y el espacio las transformaciones que han tenido lugar durante más de cien años, tanto el Zoológico de Chapultepec como nuestra visión acerca de él y de los seres que lo habitan.
La exposición
En esta exposición se plantean cinco salas o núcleos temáticos: Cartografías, Instalaciones, Animales, Publicaciones y Arte. Dicho despliegue de imágenes pone atención a los proyectos y croquis, a partir de los cuales las transformaciones constructivas y arquitectónicas del zoológico funcionan también como índice para el cambiante edificio conceptual a partir del cual conocemos a los animales. Por otro lado, documentar la materialidad de las estructuras y los estilos arquitectónicos de los dispositivos de exhibición, su disposición museográfica, la relación de los trabajadores y de los visitantes con las instalaciones y el entorno de un bosque a la mitad de una megalópolis es esfuerzo por tramar en horizontal la narrativa del zoológico, sus trabajadores y el resto de la población. La sección dedicada en particular a la fauna da testimonio de la diversidad, el manejo y traslado, intercambios, cuidados y la existencia misma de esos seres que son parte esencial de Chapultepec, de México y del planeta: aves, reptiles, felinos, simios, focas, elefantes, jirafas, hipopótamos y gorilas, entre muchas otras especies que han habitado en ese recinto. La llegada del panda gigante a México el 10 de septiembre de 1975 tiene un lugar especial en esta muestra dada la memorabilia relacionada a su estancia en el bosque de la Ciudad de México. Finalmente, ponemos unos ejemplos sobre cómo el tema del zoológico ha sido llevado a impresos de divulgación e inspiraciones artísticas.
Instalaciones
Aquí se observa una evolución en los sitios y lugares que hemos considerado idóneos como hábitat para los animales lejos de su origen natural. Por otro lado, se recupera el “trenecito”, quizá la experiencia más recordada por varias generaciones infantiles como la visita al zoológico.