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Libros incunables
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Libros incunables

La palabra incunable proviene del latín incunabŭla que significa “orígenes” o “cuna”, y es por el escrito titulado Incunabula typographiae publicado en 1688, que enlista todas las obras que se generaron entre los años de 1450 y 1500, que se les nombra así a los textos de este periodo y se entiende que son los primeros de su tipo. Aunque, en cuanto a características se refiere siguen siendo similares a los libros posteriores al año de 1500. 

Éstos carecían de portadas, en lugar de ello las letras capitulares, escudos, ilustraciones daban inicio al contenido, es por esto que datos como el nombre del autor, el lugar y la fecha de la impresión, se encontraban en el colofón. Es importante resaltar que la invención de la imprenta se da en el año de 1450 por el alemán Johannes Gutenberg, por lo que los libros incunables son los primeros de su tipo y se calcula que en esta época, en Europa, llegaron a existir alrededor de 250 ciudades que contaban con imprenta, lo que representa poco más de 30,000 ediciones. Debido a que fue en 1539 que llega la primera imprenta a la Nueva España, no existen como tales libros incunables elaborados en México, sin embargo, estas ediciones si se resguardaban en bibliotecas a lo largo del país.

En Memórica contamos con ejemplares de la Biblioteca Histórica José María Lafragua, Biblioteca Nacional de México y de la Biblioteca Central Estatal José Ignacio Gallegos Caballero del Estado de Durango. Algunos de los títulos de estos libros son: Lectura in Decretales el cual se presenta en seis partes y son escritos del papa Gregorio IX. Las crónicas de Núremberg relatan la historia universal desde un punto de vista bíblico y contiene diversas ilustraciones hechas con la técnica de la xilografía. Muestra uno de los primeros mapas impresos conocidos y representaciones de las ciudades alemanas. Origine e progressi della stampa se encuentra redactado en italiano.