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La botica: una mirada a la historia de la salud
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La botica: una mirada a la historia de la salud

Una década después de la caída de Tenochtitlan, ya se habían instaurado boticas a las que se acudían por malestares que aquejaban a los pobladores, ya fuera un simple dolor de estómago o un mal de ojo. Al principio, estos expendios no se encontraban regulados, y se ubicaban en espacios públicos. Esta situación fue cambiando gradualmente y se establecieron en casas particulares a cargo de personas que se dedicaban a hacer fórmulas con los más variados ingredientes: desde raíces y plantas como el azafrán, o semillas como el cardamomo, hasta carbón, miel, cinabrio e inclusive hubo ingredientes de naturaleza etílica como el aguardiente.

Su regularización se volvió un tema primordial dada su posición dentro de la salud pública; fue entonces que las autoridades ordenaron que se hicieran visitas a los boticarios para corroborar sus libros de recetas donde debían anotar ingredientes, cantidades y procedimientos de elaboración de cada uno de los remedios que vendían. Cabe destacar que estos remedios no siempre eran eficaces. Por otra parte, los encargados de estos locales no poseían la habilidad o el conocimiento suficiente sobre medicina, y muchas de las normas regulatorias que se imponían eran a menudo ignoradas por los responsables de estos comercios. Esta colección muestra una selección de documentos donde se exhiben algunas de las disposiciones tomadas por las autoridades para regular las prácticas en las boticas.