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Danzas indígenas
Portadilla de Danzas indígenas

Danzas indígenas

En diversos pueblos indígenas, las danzas son expresiones rituales integradas a un sistema festivo más amplio. En México existen por lo menos un par de complejos dancísticos importantes, los cuales, con sus múltiples variantes, se extienden a lo largo y ancho del país. Uno de ellos son las danzas de conquista, entre las que figuran los bailes de moros y cristianos, fariseos y matachines, y las de santiagueros, con presencia en la Sierra Norte de Puebla, Veracruz y otros estados de la república. Por otro lado, encontramos los complejos de danzas dedicadas a la fertilidad; ejemplo de ello son las de voladores, varitas, pastoras y la diversidad de danzas de carnaval en las que aparecen diablos, viejos, pintos y otros personajes.

Las danzas pueden presenciarse durante las fiestas patronales, en tiempos de carnaval, Semana Santa, día de Muertos y otras celebraciones importantes para el ciclo ritual de las comunidades. En esta colección presentamos una serie de fotografías que dan muestra de las danzas practicadas con distintos fines entre varios pueblos indígenas. Es notoria la importancia que tienen estas prácticas durante las fiestas dedicadas a los difuntos. En esas fechas, los chatinos de Santiago Yaitepec, municipio de Juquila, Oaxaca, danzan en las calles para espantar a los difuntos que se aferran a la tierra y no quieren regresar al otro mundo. Entre los mazatecos de Huautla de Jiménez, Oaxaca, los huehuentones prestan sus cuerpos a las almas de quienes ya no habitan en este plano para que, durante Todos Santos, festejen y recorran las calles de su pueblo.

En Chiapas, los danzantes chamulas conocidos como "Maxetik" se dirigen al camposanto para danzar y cantar frente a las grandes cruces que custodian el lugar, mismas que representan a los antepasados. Ahí saludan a los muertos, hacen barullo para despertarlos y así convidarlos a la fiesta.

Los nahuas de San Sebastián Tlacotepec, en Puebla, invitan a comparsas que danzan frente al altar doméstico. Los danzantes nahuas de San Martín Chalchicuautla, en San Luis Potosí, bailan frente a la ofrenda de Todos Santos y es ahí donde la familia anfitriona les obsequia pan, tamales, frutas y aguardiente. El cominito es el integrante más pequeño de la cuadrilla: encarna a los niños difuntos, danza montado sobre un caballito de madera. En esa misma localidad, el diablo aparece como parte de los personajes de las danzas de carnaval; va ataviado con su máscara roja, y hace sonar su chirrión para indicar el lugar por donde va pasando la comparsa. Con el diablo van los comanches, personajes que representan a “guerreros aztecas”, su función es defender de los malos espíritus al resto de sus compañeros. Los comanches portan trajes rojos y negros adornados con fichas de lata, llevan chirriones y su máscara se distingue por contar con un penacho multicolor hecho con lámina.

En las danzas teenek de San Vicente Tancuayaláb, San Luis Potosí, el diablo también juega un papel central durante los tiempos de Carnaval y Semana Santa.

En Naolinco, Veracruz, destaca la danza de los Santiagos, que se lleva a cabo cada 29 de septiembre durante las fiestas de San Miguel Arcángel. El Pilatos es, sin duda, uno de los personajes más llamativos debido a la magnitud de su máscara; éste va protegido por unos 20 danzantes identificados como “los moros”. Al final de la danza, el Pilatos es atrapado y entregado al señor Santiago.


Las danzas pueden presenciarse durante las fiestas patronales, en tiempos de carnaval, Semana Santa, día de Muertos y otras celebraciones importantes para el ciclo ritual de las comunidades. En esta colección presentamos una serie de fotografías que dan muestra de las danzas practicadas con distintos fines entre varios pueblos indígenas. Es notoria la importancia que tienen estas prácticas durante las fiestas dedicadas a los difuntos. En esas fechas, los chatinos de Santiago Yaitepec, municipio de Juquila, Oaxaca, danzan en las calles para espantar a los difuntos que se aferran a la tierra y no quieren regresar al otro mundo. Entre los mazatecos de Huautla de Jiménez, Oaxaca, los huehuentones prestan sus cuerpos a las almas de quienes ya no habitan en este plano para que, durante Todos Santos, festejen y recorran las calles de su pueblo. En Chiapas, los danzantes chamulas conocidos como "Maxetik" se dirigen al camposanto para danzar y cantar frente a las grandes cruces que custodian el lugar, mismas que representan a los antepasados. Ahí saludan a los muertos, hacen barullo para despertarlos y así convidarlos a la fiesta. Los nahuas de San Sebastián Tlacotepec, en Puebla, invitan a comparsas que danzan frente al altar doméstico. Los danzantes nahuas de San Martín Chalchicuautla, en San Luis Potosí, bailan frente a la ofrenda de Todos Santos y es ahí donde la familia anfitriona les obsequia pan, tamales, frutas y aguardiente. El cominito es el integrante más pequeño de la cuadrilla: encarna a los niños difuntos, danza montado sobre un caballito de madera. En esa misma localidad, el diablo aparece como parte de los personajes de las danzas de carnaval; va ataviado con su máscara roja, y hace sonar su chirrión para indicar el lugar por donde va pasando la comparsa. Con el diablo van los comanches, personajes que representan a “guerreros aztecas” y su función es defender de los malos espíritus.