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Ataque a mansalva
Portadilla de Ataque a mansalva

Ataque a mansalva

Las operaciones previas para ultimar al Jefe del Ejército Libertador del Sur, Emiliano Zapata, tuvieron un trasfondo de perpetración y engaños. En esta colección de documentos, Memórica presenta las dos versiones que se dieron del asesinato de Zapata en la Hacienda de Chinameca, Morelos, el 10 de abril de 1919. Por un lado, el informe que transmite el coronel Jesús María Guajardo al general Pablo González, a cargo de las fuerzas militares constitucionalistas de Morelos, dando noticia de los detalles con los que Zapata fue llevado con argucias a Chinameca para ser ejecutado.

Asimismo, la notificación y el beneplácito de las fuerzas constitucionalistas al dar cuenta de la muerte de Zapata, supuestamente “en combate”, a los principales diarios nacionales como El Universal, Excélsior, El Demócrata, El Pueblo y el ABC, admitiendo la importancia de dar a conocer la noticia a través de fotografías para contribuir a “la pacificación del país”. Estos documentos muestran la estrategia que adoptaron: citando al caudillo para una transacción de armamento y municiones, lo que se convirtió en una evidente emboscada.

El cuerpo del Atila del Sur fue acribillado a mansalva por sus enemigos, quienes, al atestiguar su muerte y la de sus hombres, lo trasladaron a Cuautla para dar fe y certificación del cadáver “de quien en vida llevaba el nombre de Emiliano Zapata”; el examen de ley lo realizó el licenciado Manuel Othón Ruiz Sandoval, juez de primera instancia en la Inspección de Policía de aquella ciudad.

Los detalles de su traslado y su presentación también se consignan en los informes zapatistas sobre el ataque a su líder militar logrando movilizar misivas y posiciones políticas frente al asedio del constitucionalismo, pero sobre todo la versión del Ejército Libertador del Sur con la traición a su líder consistió en la de manifestar la continuidad de una lucha cada vez más vigorosa y acendrada enalteciendo la figura del inmortal Jefe del Sur.