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Charros: un símbolo nacional
Portadilla de Charros: un símbolo nacional

Charros: un símbolo nacional

Cuando se habla de México y de lo “mexicano”, entre las primeras ideas que vienen a la mente son los ambientes festivos adornados con papel picado de colores brillantes, música de mariachi, mujeres de trenzas, vestidas con faldas amplias y rebozos. A esta escena se suma aquella figura de botines, sombrero de ala ancha y generalmente montado a caballo: el charro.

Así como el gaucho es un referente masculino en los campos argentinos y a su vez lo es el llanero en el campo colombiano, el charro fue el estereotipo del mexicano. Los orígenes de este personaje de la cultura popular se remontan a inicios del siglo XIX con el chinaco, héroe a caballo que se destacó por su valentía en las invasiones extranjeras. Es importante decir que las litografías costumbristas de esa época se encargaron de convertirlo en imagen de lo “mexicano”. Esta idea tomó fuerza en el porfiriato para consolidarse durante los años de la Revolución mexicana. Después de la lucha armada y con un país dividido y en reconstrucción, se dio la búsqueda de un icono que animara la unidad nacional y destacara lo auténtico. Los medios de comunicación de principios del siglo XX, la prensa, la radio, el teatro y el cine, se encargaron de posicionar al charro como figura representativa en México y lo caracterizaron como macho, borracho, mujeriego, fanfarrón, valiente y aguerrido.

La aceptación del personaje permitió que en el siglo pasado se reconociera como deporte nacional a la charrería, actividad en la que se llevan a cabo diversas destrezas, ya sea como jinetes o manipulando ganado. Hombres y mujeres tienen sus propias suertes. Como ejemplo está “el coleadero”, en la que los varones, mientras montan a caballo, buscan derribar a un toro tomándolo por la cola; o las escaramuzas charras, realizadas por las participantes femeninas, quienes hacen sus ejecuciones con coreografías, cabalgando al ritmo de la música o recorriendo el lienzo charro, alineadas, cual si fueran un abanico.

Aquí se exhiben algunas imágenes y objetos representativos del charro y, aunque la indumentaria ha cambiado con el tiempo, actualmente varía de acuerdo al tipo de eventos al que éste asista; sin embargo, siempre llevará consigo caballo, sombrero, fuete, reatas y un buen mariachi o banda de viento que amenice sus andadas. El objetivo de esta colección es mostrar algunos de los elementos que acompañan a quien nos ha representado por años. Así también se invita al público a reconocer aquellos símbolos y tradiciones que caracterizan su región, ya que nuestro país es multicultural y ésa es su riqueza primordial.