lupa
Imágenes plásticas del baile
Portadilla de <p>Imágenes plásticas del baile</p>

Imágenes plásticas del baile

Considerado como una de las primeras manifestaciones artísticas de la humanidad, el baile implica movimientos corporales a través de los cuales se expresan los individuos. Se le puede rastrear desde la prehistoria, cuando ya respondía a una necesidad de comunicación básica, y a partir de entonces está presente en las civilizaciones de todos los tiempos. La danza es un arte del tiempo que se ejecuta en vivo y de la cual sólo queda testimonio si se fija en una imagen. Esta muestra contiene imágenes plásticas, sobre todo, pinturas y grabados que dan cuenta de esta maravillosa forma de expresión.

El baile entendido como movimiento corporal antecede al lenguaje verbal. Resulta muy interesante que desde el pasado más remoto de la humanidad era representado de manera visual en las pinturas rupestres, ya fuera como parte de un ritual sagrado o sólo para manifestar estados de ánimo e incluso como vía de interacción social. La danza fue evolucionando y cobrando características específicas según el lugar y la época de su ejecución. Indisolublemente ligada a la música y los ritmos, ha logrado otorgar identidad e incluso fortalecer algunos elementos nacionalistas fáciles de distinguir distinguibles en los vestuarios, por ejemplo. Una manera de aproximarnos a este fenómeno es a través del arte plástico. Lo podemos apreciar en la obra gráfica de dos de los grandes grabadores de nuestra historia como Manuel Manilla y José Guadalupe Posada, quienes se ocuparon del tema en dos grabados que presentamos aquí y que hacen evidentes los atuendos típicos de los bailes populares en el México de la segunda mitad del siglo xix y principios del xx, respectivamente.

Destaca en la muestra una pintura ejecutada por el alemán Juan Mauricio Rugendas, quien a través de sus trazos y con su mirada foránea plasmó un Baile en el canal de la Viga en 1831. Al mismo siglo corresponde una pieza anónima en la que se descubre la importante presencia de la comunidad africana en México y hace patente su aporte al estilo del zapateo que hereda de ellos características de sus danzas milenarias. El mismo tema fue retomado por el gran dibujante y caricaturista Ernesto el “Chango” Cabral, quien ya en el contexto del siglo xx presenta un Bailarín negro en un “rag time”. Para concluir, podemos observar también en piezas más recientes del artista Gabriel Portillo del Toro la danza ya desde una nueva perspectiva, cubista en su caso, en las que las bailarinas se contorsionan para simular el movimiento de sus cuerpos.