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Álvaro Obregón: antes y después
Portadilla de <p>Muerte de Alvaro Obregón</p>

Muerte de Alvaro Obregón

17 de julio de 1928

El domingo 15 de julio de 1928 el entonces presidente electo, Álvaro Obregón, llegó a la Ciudad de México. Más de 30 mil individuos lo esperaban en vallas de honor. Ese día y el siguiente fueron de agasajos en el Parque Asturias y en otros sitios. 

Hasta el martes 17, a las 12 de la tarde, el caudillo se presentó en Palacio Nacional a plantear la necesidad de solucionar los problemas políticos que en ese momento lo inquietaban. Antes de que concluyera sus comentarios al respecto, Plutarco Elías Calles lo interrumpió para proponerle que hablaran al día siguiente, ya que el futuro presidente debía dirigirse al restaurante La Bombilla al banquete que le ofrecía la diputación del estado de Guanajuato, para luego reunirse con el embajador de los Estados Unidos. Obregón aceptó la propuesta de su interlocutor y se marchó a su casa de Avenida Jalisco 65, para luego trasladarse al que sería su destino final. El edificio construido en torno al sonorense comenzó a desmoronarse desde los primeros minutos de su muerte, pues se liberaron fuerzas antes contenidas por el sistema que él dominaba. Los actores políticos se acusaron mutuamente de ser los autores intelectuales del crimen, se crearon numerosas hipótesis y se elaboró un imaginario colectivo alrededor del hecho que la prensa de la época se encargó de alimentar. La situación era delicada y el asesinato no fue aclarado más allá de lo evidente: la ejecución material y una presunta responsabilidad intelectual. Las dudas han permanecido, como es usual en los magnicidios, porque no se aportó ninguna prueba para incriminar a los presuntos responsables.Para conmemorar el aniversario luctuoso de Álvaro Obregón hicimos una selección de fotografías pertenecientes al Centro de Estudios de Historia de México Carso, en donde lo vemos en distintas facetas de su actuación política en el país. Recibido por multitudes, como líder de sus tropas durante la contienda revolucionaria, en encuentros oficiales, pero también en momentos más casuales e informales.