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Allende: un capitán insurrecto
Portadilla de Allende: un capitán insurrecto

Allende: un capitán insurrecto

Ésta es una muestra especial en la que se confrontan dos documentos que giran en torno a la figura del insurgente Ignacio Allende. 

En primer lugar mostramos un texto de gran valía pues se trata de una de las declaraciones que hizo el capitán pocos días antes de ser ejecutado, fechado en la ciudad de Chihuahua el 10 de mayo de 1811; en él se le realizan varios cuestionamientos que respondió bajo juramento a Dios de decir la verdad. Declaró llamarse “don Ignacio Allende y Uraga, cuarenta años de edad, religión C.A.R. [católico, apostólico y romano], su estado viudo, empleo, capitán de Granaderos del regimiento de la Reina, español americano, natural y vecino de San Miguel el Grande del Virreinato de Nueva España”. También es cuestionado sobre si sabe la causa de su prisión, a lo que responde que la ignora, no así el lugar en donde fue aprehendido: Baján, en la provincia de Coahuila, y dijo sospechar que la causa fue por haber tomado las armas en contra del gobierno.

Afirmó que la insurrección se suscitó en el pueblo de Dolores, San Miguel el Grande y otros del virreinato, y que estaba consciente que él y el cura Miguel Hidalgo y Costilla fueron los “principales motores” de un movimiento que veía en la llegada de los franceses a la Corona española un riesgo para el reino, y que para remediar la situación les pareció bien trazar el plan de reunir a un cierto número de sujetos a fin de que hiciesen una representación al virrey y formar una Junta. Es decir, que Allende, pese a saberse perdido, intentó, por medio de su declaración, exponer las nobles causas que los motivaron para justificar así sus actos. Sin embargo, como es sabido, este intento fracasó y fue fusilado el 26 de junio de 1911. Pronto se escribieron libros, como el que ahora mostramos, que es del mismo año: Pública vindicación del ilustre Ayuntamiento de Santa Fé de Guanaxuato justificando su conducta moral y política en la entrada y crímenes que cometieron en aquella ciudad las huestes insurgentes agabilladas por sus corifeos Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, en el que se le describe como un revolucionario feroz y despiadado que junto con sus secuaces tramaron la “más loca y temeraria revolución”, por ello es señalado como un rebelde y traidor que cometía “horrorosos crímenes y espantosos delitos”, como podemos leer al interior de sus páginas.