Lagunas de Chalco y Xochimilco. Chalco, principal productor de maíz para la Ciudad de México
La provincia de Chalco formó parte del reino de México durante la época virreinal, conservando la importancia que tuvo en la cuenca del país antes de la llegada de los españoles en 1519. Se trató de una confederación de altepetl durante la etapa prehispánica que, hacia la Colonia, los conquistadores definieron como una región cuyas fronteras fueron: al oriente la Sierra Nevada (Popocatépetl e Iztaccíhuatl) y al sur la Sierra del Ajusco. Ésta se comunicaba con la ciudad a través de las lagunas de Chalco y Xochimilco.
Por sus características naturales, la provincia de Chalco fue una gran productora de granos, entre los que destacan el frijol, el maíz, el trigo y la cebada, conforme a las investigaciones de Gloria Pedrero. También se obtenían cortes de maderas como oyamel, tepozán, nogal y cedro, y su geografía permitía zonas de pastura para ganado vacuno. De acuerdo con el historiador Enrique Florescano, dicho lugar “producía en una sola cosecha todo el maíz (¡el mejor del Valle!) que consumía la ciudad en un año”.
El maíz que se daba en las haciendas de Chalco y que se vendía en la Ciudad de México era medido en fanegas y transportado a través de canoas que viajaban por los lagos y canales que comunicaban a la laguna de Chalco con la de Xochimilco para después ingresar en el Lago de Texcoco y trasladarse hacia la alhóndiga de la ciudad, única institución autorizada para vender granos de maíz hacia los siglos xvi y xix. Además de su capacidad productora, las lagunas, su vegetación y sus edificaciones hacían de esta provincia una postal para los viajeros que llegaban por el Paso de Cortés, para quienes lucía como un mapa. Chalco se convirtió en un paso obligatorio para cualquier persona que se dirigiera o saliera de la ciudad hacia el rumbo de la Sierra Nevada.