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Literatura femenina del siglo XIX
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Literatura femenina del siglo XIX

Desde tiempos remotos, la educación estuvo vetada para la mujer. La idea de que leer y escribir no era algo propio del género femenino solía derivar de la misma conjetura: la mujer era un ser definido y predestinado a la procreación y, al mismo tiempo, carecía de un ánima racional que pudiera y necesitara desplegarse a través del ejercicio intelectual. Esto no quiere decir que no haya habido mujeres lectoras, seguramente las hubo desde la invención y la difusión de la escritura a través de diversos soportes materiales, sin embargo, siempre fueron casos excepcionales.

Hacia finales del siglo xviii, no se consideraba necesario que las mujeres aprendieran a leer o a escribir e incluso se consideraba peligroso que lo hicieran. Los discursos médicos, pedagógicos y psicológicos apoyaban la idea de limitar el acceso de la mujer a materiales que pudieran corromperlas o afectar su moral y su virtud, características intrínsecas de lo femenino, según la sociedad de la época. Se requeriría un cambio profundo en la cultura y en la mentalidad para que las mujeres accedieran a la lectura y a la escritura sin transgredir alguna norma, cambio que en México se gestó a lo largo del siglo xix. Personajes como Carlos María de Bustamante o Jacobo Villaurrutia llamaron la atención sobre el tema y consideraron la necesidad de mejorar la educación de la mujer porque de ellas dependía la crianza de los niños y la estabilidad familiar. Fue así que empezó a cerrarse la brecha que las separaba por completo de las prácticas literarias.

Las mujeres, desde sus espacios, apoyaron el cambio librando pequeñas pero significativas batallas cotidianas. Cuestionar al padre, a los profesores, al esposo, las convirtió poco a poco en un sector al que tomar en cuenta, hacia el cual dirigirse y en público potencial de obras literarias. En la presente colección, encontramos ejemplos de la transición que se llevó a cabo en esa época. Ubicamos textos escritos por hombres dirigidos hacia mujeres, algunos en que las protagonistas son madres y esposas abnegadas que dejan todo por el bienestar familiar, pero también localizamos obras escritas en francés que comenzaron a consumirse en el México decimonónico e incluso, la incursión de una de ellas como poeta a finales del siglo, Dolores Correa Zapata, profesora, escritora y defensora de los derechos de la mujer, cuyo conocido poema “La mujer científica”, se encuentra en el libro incluido en esta colección. Finalmente, decidimos agregar una edición de las Rimas de Victoria Colonna, poeta y humanista italiana de la época del Renacimiento, en una edición del año 1840 en su idioma original.


Hacia finales del siglo xviii, no se consideraba necesario que las mujeres aprendieran a leer o a escribir e incluso se consideraba peligroso que lo hicieran. Los discursos médicos, pedagógicos y psicológicos apoyaban la idea de limitar el acceso de la mujer a materiales que pudieran corromperlas o afectar su moral y su virtud, características intrínsecas de lo femenino, según la sociedad de la época. Se requeriría un cambio profundo en la cultura y en la mentalidad para que las mujeres accedieran a la lectura y a la escritura sin transgredir alguna norma, cambio que en México se gestó a lo largo del siglo xix. Personajes como Carlos María de Bustamante o Jacobo Villaurrutia llamaron la atención sobre el tema y consideraron la necesidad de mejorar la educación de la mujer porque de ellas dependía la crianza de los niños y la estabilidad familiar. Fue así que empezó a cerrarse la brecha que las separaba por completo de las prácticas literarias. Las mujeres, desde sus espacios, apoyaron el cambio librando pequeñas pero significativas batallas cotidianas. Cuestionar al padre, a los profesores, al esposo, las convirtió poco a poco en un sector al que tomar en cuenta, hacia el cual dirigirse y en público potencial de obras literarias. En la presente colección, encontramos ejemplos de la transición que se llevó a cabo en esa época. Ubicamos textos escritos por hombres dirigidos hacia mujeres, algunos en que las protagonistas son madres y esposas abnegadas que dejan todo por el bienestar familiar, pero también localizamos obras escritas en francés que comenzaron a consumirse en el México decimonónico e incluso, la incursión de una de ellas como poeta a finales del siglo, Dolores Correa Zapata, profesora, escritora y defensora de los derechos de la mujer, cuyo conocido poema “La mujer científica”, se encuentra en el libro incluido en esta colección. Finalmente, decidimos agregar una edición de las Rimas de Victo