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Máscaras
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Máscaras

Según la creencia de la región, hubo naufragios en esa zona y los esclavos que traían los barcos nadaron hasta la costa y se fueron extendiendo por toda la región. Estas personas venían de África y realizaban un ritual ofrecido al dios Ruja, al que honraban, veneraban y dedicaban este rito que se convertiría en la Danza de Diablos.

Lo distintivo de las máscaras de diablos son las barbas y los flecos hechos con crines y colas de caballo a veces sujetas o tejidas incluso en las orejas, ya que la tradición de este baile tiene sus orígenes en la relación de los africanos y afrodescendientes con el ganado.

Hay que recordar que en América no existía el ganado mayor: vacas, caballos, mulas, entre otros animales, por lo que los indígenas no estaban familiarizados con su cría y cuidado; en cambio los africanos sí, y además fueron grandes jinetes y arrieros, por lo que ocuparon cargos destacados en las haciendas ganaderas de la región durante la época colonial.

Los diablos van de casa en casa, cantan, bailan, hacen bromas, se emborrachan, improvisan versos esperando recibir algo a cambio. Se meten en las viviendas y saquean los altares hasta que los difuntos van llegando uno a uno para disfrutar lo que sus familiares les han preparado a manera de ofrenda.

Al término de los dos días, los diablos regresan al panteón: han logrado mantener un equilibrio entre vivos y muertos y con ellos todos los difuntos descansan nuevamente.