Fue una comisión para convencerlos. ¡Claro!, tú sabes que, en esos casos, los que llegan y tienen la cabeza en su sitio, fueron abucheados. ¡Ni quien les hiciera caso! ¡Ya se volvieron burócratas! ¡Economicistas! ¡Ya los compró el sistema! Entonces se quedaron calladitos, y se formaron en la manifestación, casi en la punta. Los que teníamos responsabilidad dentro de la escuela éramos mi compañero Rubén Canseco y yo. Nosotros nos tuvimos que quedar en la esime. Yo era gaviota en el Pentatlón Universitario de Alzate y él sí estaba inscrito. [...] Gaviota es que no eres interno, pero ahí comes. Salimos de la esime, el día 10 de junio y nos fuimos a comer porque en el Pentatlón hay horarios. Si no llegas a la hora que hay que comer, ya no comiste, hasta el otro día. Teníamos la urgencia de ir a comer. Llegamos a comer al Pentatlón y dijimos: “de ahí, de comer, nos vamos”. En el internado, hay colas, tienes que tomar tu turno, todo eso. Ahí se nos pasó buen tiempo hasta que comimos. Salimos del Pentatlón que está ahí en Alzate y nos fuimos caminando hacia el Casco de Santo Tomás a integrarnos a la manifestación, a ver qué había pasado porque nosotros pensábamos que los del esime si iban a convencer porque teníamos autoridad en ese tiempo creíamos que, si íbamos a convencer a la manifestación de que no saliera, que se hiciera un mitin grande, ahí dentro del Casco de Santo Tomás, pero que no saliera la manifestación. Esa era nuestra idea porque estábamos seguros era una provocación. Ya cuando vamos llegando al Circuito Interior, había cantidad de camiones de granaderos y policía.