Colectivo de esposas e hijos de desaparecidos y desplazados de la guerra sucia del Municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero: Testimonio de la Guerra Sucia
Entre los años de 1974 y 1977 ocurrieron la mayoría de las detenciones y desapariciones denuestros padres y nuestros hermanos. Muchos de ellos no rebasaban los 30 años de edad,todos, sin excepción, eran miembros de familias humildes, algunos dedicados a las laboresdel campo o el comercio. Fueron víctimas del Estado, como lo seguimos siendo ahora nosotros y nosotras.
La orden de hostigamiento, captura y exterminio se cumplió a cabalidad desde el 1 dediciembre de 1971 en las comunidades de Atoyac de Álvarez. No hubo ninguna distinciónentre los miembros de la guerrilla y la población civil, para quienes se ordenaba “buen tra-to”, como se puede ver en el siguiente telegrama:
Si los hechos crueles ocurridos a nuestras familias requieren datos precisos, ese 1o. dediciembre de 1971 es el punto de referencia que marcó nuestras vidas para siempre. Las persecuciones y detenciones se ejecutaban a discreción contra quienes consideraban simpatizantes y participantes del movimiento guerrillero. Estos mismos métodos se replicaban contra la población civil, lo que afectó a cientos de familias guerrerenses, como explica Rosalba Ramos Cabañas: “Se empezaba a poner feo porque los buscan, buscan a Lucio. Todos los que llevan el apellido de Lucio los iban a buscar para matarlos”.
Cada fecha de cada desaparición de nuestros padres y nuestros hermanos representa no sólo su ausencia, sino las terribles consecuencias que padecimos y seguimos padeciendodespués de casi 50 años. Sin respuesta, sin ninguna respuesta.El Colectivo es entonces una respuesta posible, la continuidad de la perseverancia y laresistencia de nuestros abuelos y nuestras madres. Representamos las últimas generacionesde descendientes directos, somos los hijos y las hijas de los hombres jóvenes que el Estadoadjetivó e incriminó como guerrilleros para justificar su detención-desaparición.