Uno de los aspectos más relevantes de esta publicación fueron sus imágenes, lo que ayudó a que tuviera mucho mayor alcance entre las clases populares, ya que causaban un impacto más directo y era más sencillo de entender que aquellas publicaciones clásicas doctrinarias con textos inmensos. El rescate de la caricatura como una manifestación plenamente mexicana llamó la atención de los lectores, pues en un régimen que alababa la cultura extranjera y menospreciaba lo nacional, era un acto de rebeldía ocuparla para cuestionar al gobierno. De igual forma, en una población donde había muchos analfabetas, las imágenes cumplían la función de informar. Lo anterior, sumado a la burla y la sátira ocupadas en cada número, logró un gran éxito editorial que, por lo mismo, se convirtió en un peligro para la estabilidad política. Las constantes violaciones a la Constitución, la reelección indefinida, la pobreza del pueblo y la religión, fueron algunos de los temas que desfilaron por este semanario que en su origen estuvo a cargo de Daniel Cabrera y Manuel Pérez y que a pesar de los ataques y de la persecución a sus colaboradores, siempre se mantuvo fiel a sus convicciones y con un verdadero afán por formar lectores críticos que propiciaran el cambio. La colección que presentamos para recordar esta fecha está formada por algunos números de este diario y si se quisiera ahondar más en el tema, Memórica también cuenta con las colecciones tituladas Don Perpetuo en primera plana, La caricatura política del siglo xix en México y Colonización y conflictos territoriales en El Hijo del Ahuizote.