foto de la cara de maiakovsky foto de la cara de maiakovsky

Sacar chispas de material inerte

L.F.G.

La idea de esta muestra surgió en primer lugar para recordar que hace 130 años nació el poeta ruso Vladimir Maiakovsky (1893-1930), uno de los autores más emblemáticos de la literatura del siglo xx, y la pregunta natural es ¿por qué dedicar en Memórica. México, haz memoria un espacio a un autor extranjero y no a uno mexicano?

Maiakovsky visitó la Ciudad de México en el verano de 1925 y aunque su estancia fue breve, el poeta publicó un libro titulado Mi descubrimiento de América y dedicó un capítulo completo a este país. El segundo motivo es que en el relato se omitieron referencias cronológicas específicas y quizá dicho aspecto pudo impactar para que en estudios posteriores se consignaran diferentes fechas de la visita y se agregaran detalles dando lugar a versiones del suceso un tanto variadas. Por lo anterior, la presente exposición repasa a grandes rasgos su estadía y explora el plano referencial del capítulo mexicano de su obra.

Mi descubrimiento de América es un singular relato de viaje y, como bien señaló Luis Mario Schneider, fue escrito por un visitante que no provenía de países que dominaban los círculos artísticos y literarios, como lo eran Francia o Inglaterra en aquellos años, de ahí que lo narrado en la obra arroja información desde una perspectiva totalmente diferente a lo que podemos encontrar en otros libros de viajeros contemporáneos. Si recuperamos el planteamiento de que en este subgénero los lectores pueden conocer parte de las sociedades que se buscan representar y acceder también el bagaje cultural del propio autor, este texto se vuelve una interesante fuente para acercarse a la Ciudad de México durante la segunda década del siglo xx y a un portavoz de un país tan diferente como lo era la URSS.

Vladimir Maiakovsky nació en la última década del siglo xix en Baghdadí, un pequeño pueblo georgiano que entonces formaba parte del Imperio ruso, de acuerdo con sus biógrafos, y luego de la muerte de su padre, el joven, junto con su madre y hermanas, se reinstaló en Moscú. Una vez situado en la capital moscovita consolidó su interés por los temas sociales y pasó algunas temporadas en prisión por actividades propagandísticas; también es en aquella ciudad que uno de sus amigos de la Escuela de Pintura, Escultura y Arquitectura, David Burliuk, lo presentó con otros compañeros como poeta, y Vladimir asumió dicha profesión sin cuestionamiento y se unió a la aventura futurista, definiendo así el rumbo que seguiría.

Aunque se le asocia principalmente con la poesía, Maiakovsky fue un prolífico creador que se desenvolvió en el cine como actor y guionista, incansable ilustrador de carteles de la agencia ROSTA, editor, escritor y constante promotor de la Revolución bolchevique, incluso su interés lo llevó a recitar en fábricas para que los obreros accedieran al nuevo arte que se fraguaba luego de la Revolución de Octubre. En 1925 inició lo que esperaba fuera su viaje alrededor del mundo: estuvo en Berlín, Santander, Estados Unidos y México, entre otros; pronto regresó a su país y continuó con algunos proyectos editoriales. En aquellos años la URSS cambió aceleradamente, por lo que las relaciones de Maiakovsky con ciertos intelectuales se deterioraron, varios pusieron fin a sus días, muchos fueron asesinados y otros más se retiraron de la Unión Soviética al no tener afinidad con el plan político y social. En el inicio de la tercera década, el 14 de abril, se suicidó, una multitud lo despidió y periódicos de todas partes anunciaron el suceso.

Los 37 años que comprendieron la vida de Vladimir Maiakovsky apenas podríamos colocarlos en esta entrada; en caso de que el lector desee saber más sobre su vida los remitimos al número 1 de la bibliografía comentada. Ya que hemos esbozado a grandes rasgos quién fue nuestro personaje, también deseamos que el lector ubique geográficamente el lugar del que provenía y para ello en un mapa del Atlas de geografía universal (1993) podemos identificar más o menos el lugar en el que nació. ¿Puedes ubicar en dónde está Georgia?

La visita de Maiakovsky a México es una de las escalas que el poeta tenía contempladas en su viaje por el mundo. Con algunos ahorros y el plan de salir por un año de su país, la ruta que siguió fue:

“Mi último viaje por aire, Moscú-Koënisberg. Luego tren, barco. Berlín, París, Santander, Gijón, La Coruña (España), La Habana (Cuba), Veracruz, México y Laredo (México), Nueva York, Chicago, Filadelfia, Detroit, Pittsburg, Cleveland (Estados Unidos), El Havre, París, Berlín, Riga, Moscú”. 1

El 17 de junio de 1925 telegrafió a Lili Brik y confirmó que visitaría el país para luego dirigirse a Estados Unidos y se despidió como “Cachorro mexicano” en Saint-Nazaire a bordo del barco Espagne. Veinticuatro días después, el 10 de julio, Maiakovsky avisó que llegó a la Ciudad de México y pidió se le escribiera a la calle Rhin número 37, pero un día después se instaló en la Embajada soviética. Vale la pena mencionar que el poeta no hablaba español, incluso en una de las cartas que envió desde la metrópoli hizo constar su imposibilidad de comunicarse y señaló que en este idioma no sabía decir una palabra y confundía “gracias con excusado  ”; dicha dificultad pudo remediarse medianamente gracias a los intérpretes de la embajada que le ayudaron a comunicarse con diversos personajes destacados de la vida intelectual mexicana, como veremos más adelante. El desconocimiento del lenguaje debió ser uno de los motivos ya que la estancia en la ciudad no hubo de extenderse más de 15 días, por lo que el 31 de julio informó que ya se encontraba en Nueva York. Maiakovsky escribió “Yo mismo”, un relato autobiográfico en el que recupera que en el año de 1925 su viaje alrededor del mundo no fue lo que esperaba, no obstante, destaca los resultados de la travesía que fue la publicación Mi descubrimiento de América y varios poemas, entre los que podemos mencionar los siguientes: “España”, “Océano Atlántico”, “La Habana”, “México” y “América”.

Gracias a diferentes testimonios sabemos que Maiakovsky tenía el proyecto de escribir sobre su estancia en la Ciudad de México y desde ahí dio instrucciones de entregar un fragmento a la revista LEF. Las impresiones del viaje quizá fueron ensayadas mientras transitaba por el lugar, ya que la obra se publicó rápidamente por primera vez en ruso apenas un año después de su visita. La Editorial del Estado de la URSS en 1926 produjo un tiraje de tres mil copias con una portada de Alexander Ródchenko. En el libro el autor habla sobre su paso por La Habana, México y Estados Unidos.

Véase el número 3 de la bibliografía comentada.

El escrito lo podemos situar dentro de los relatos de viaje, ya que cumple con ciertos aspectos prototípicos del subgénero, por ejemplo, desde el título se establece la intención del narrador que es dar cuenta de su encuentro con lo desconocido y lo hace al utilizar el verbo descubrir  y el uso de un topónimo real que es América. De igual forma, Maiakovsky es un autor-testigo que expone en primera persona los resultados de su experiencia y lo que le significa. En cuanto a explicar concretamente el itinerario, en esta texto son los nombres de los lugares por los que pasa los que marcan el trayecto realizado, mientras que las descripciones de los paisajes, la población y algunas de sus costumbres contribuyen a la reconstrucción discursiva del espacio visitado; además, consideremos que en la primera edición se integraron elementos paratextuales (10 imágenes de las cuales cinco están en el capítulo que nos interesa) que refuerzan el propósito del autor en su obra.

Uno de los aspectos que caracterizan las narraciones de los viajes que no aparece en el mensaje, es que no se hace uso de datos temporales precisos como lo serían las fechas de llegada y partida, por mencionar algunos; pareciera que dicha omisión fue en su totalidad consciente, ya que en “Yo mismo” el autor asegura que “las caras y las fechas no las recuerdo [...] Por eso nado libremente en mi cronología”. 2   Podría decirse que el relato de Maiakovsky no es una narración tradicional del viajero del siglo xx, pero ¿se puede encontrar información verosímil o éste tiende más a la literatura?, ¿cómo saber si en efecto el recorrido se realizó en 1925 y no en 1926 o 1927 si el mismo autor no lo fija en el escrito? Surgen muchas más preguntas que no se podrán plantear en esta muestra por lo que en la siguiente entrada exploramos un poco más a fondo la obra y, para finalizar, presentamos el capítulo que nos interesa.

¿Qué pasa cuando tenemos diferentes versiones de un suceso determinado? Valdría la pena que el lector se tome unos minutos para contestar esta interrogante antes de continuar con la lectura. La respuesta podría variar dependiendo a quién se le pregunte, y para fines de esta muestra se contestará a la manera en la que lo haría un investigador social y es remitirse a las huellas o a los testimonios que quedaron del acontecimiento que nos interese. Para poder presentar las pruebas, primero vamos a recuperar tres variantes sobre la visita de Vladimir Maiakovsky.

La primera se encuentra en un artículo de Larissa Ivánova sobre Diego Rivera; en este escrito la autora menciona que el muralista mexicano recibió en su casa de la Ciudad de México al poeta y a Lili Brik. En segundo lugar, la nota titulada “Los recuerdos del México del poeta Vladimir Mayakovsky”, publicada en la revista Mundo Internacional, que refiere que la visita fue en el año de 1926, mientras que en la entrada correspondiente al poeta en el Diccionario Enciclopédico de México se afirma que la visita ocurrió en 1928.

A partir del supuesto de que Mi descubrimiento de América nos podría ayudar a precisar algunas de las inquietudes que existen en torno al suceso, analizaremos determinadas referencias que hay en el capítulo “México”.

  • Topónimos: se mencionan poco más de 30 nombres de lugares de los cuales ocho se refieren a la geografía mexicana y se utilizaron para definir la ruta que siguió; también son usados de manera contextual en los testimonios que plasma sobre sus relaciones sociales en el país. 3

  • Nombres: hay más de 20 menciones de personalidades de las cuales 13 se vinculan directamente con el país, de éstos al menos seis tuvieron una relación directa con el poeta mientras que los otros son personajes históricos aludidos en explicaciones o descripciones. Vale la pena resaltar que se consignan de manera poco uniforme, ya que en algunos casos se utiliza el nombre y el apellido, aunque en la mayoría sólo se recupera el apellido dificultando la identificación del personaje. 4

  • Organizaciones, instituciones, asociaciones: aparecen siete organizaciones culturales, religiosas, políticas y administrativas. Son pocas las variaciones de los nombres de estas entidades por lo que se puede rastrear su existencia. Por otra parte, también hace alusión a dos publicaciones periódicas, las cuales se editaban en aquellos. días 5

  • Transcripciones: el uso de transcripciones completas en la narración es otro elemento que le permite al autor fijar versos, diálogos, palabras en el idioma que las escuchó, así como información publicitaria que se encontró en su entorno; también hay cinco menciones de marcas y reproducciones de carteles urbanos y de periódicos. 6

Ya que destacamos algunas de las referencias del texto de Maiakovsky, ahora conoceremos unos testimonios y otros documentos que nos permiten acercarnos al suceso.

“Jamás había visto una tierra así y ni siquiera pensaba que existiera”, eso pensó el poeta al llegar a Veracruz. Pasaron apenas dos semanas como un atento observador al que la imposibilidad de comunicarse le despertó la agudeza necesaria para poder crear un escrito con tal singularidad. Además de algunos comentarios contundentes sobre su paso por el continente, este texto es una gran oportunidad de acercarse a la obra de Vladimir Maiakovsky y a la Ciudad de México. El objetivo de esta muestra no fue juzgar la realidad de los hechos narrados en Mi descubrimiento de América, pero sí que nos acercamos al capítulo sobre México y exploramos algunos aspectos referenciales de la misma. Por otra parte, sirve esta evocación para recordar su vigencia y el impacto de su visita en los intelectuales mexicanos de la segunda década del siglo xx. Por último, aquellas huellas, testimonios e indicios que se han mostrado aquí responden a los esfuerzos de las instituciones de preservar y difundir sus acervos, los cuales han permitido la creación de la presente exposición.

Véase el número 5 de la bibliografía comentada.

A continuación, se muestran algunos pasajes de Mi descubrimiento de América del capítulo “México”.

“Me recibió en la estación. Por eso la pintura fue lo primero que conocí en México. Antes había oído que Diego era uno de los fundadores del Partido Comunista de México, que era un gran pintor mexicano, que atraviesa de un balazo de Colt una moneda en el aire. [...] resultó ser un hombre enorme, gran vientre, ancho de cara y siempre sonriente.”

“Funcionan dos teatros de bataclán, imitación de las revistas con desnudos al estilo parisiense. Están llenos. Las mujeres son delgadas y sucias. [...] Los números en que abunda el movimiento de traseros y de vientres se aplauden hasta repetir tres veces y de nuevo silban espantosamente, cosas que reemplazan en México a los aplausos más frenéticos.”

“Pero el espectáculo más concurrido es la corrida de toros. Una arena circular inmensa [...] Caben unas 40 mil personas. [...]

La aristocracia compra las localidades del lado de la sombra, que son más caras; la plebe, como le llaman, del lado del sol, las más baratas.”

“Desde el año de 1824, fecha de la elección del general Guadalupe Victoria, primer presidente de México, en estos cien años cambiaron treinta y cinco presidentes, de los cuales cinco modificaron de manera radical la constitución.”

“Aquel mismo día almorcé en casa de Diego. Su esposa es una alta y hermosa mujer de Guadalajara. Comimos platos exclusivamente mexicanos. Unas tortillas de masa insípida. Una carne picada con harina y un incendio picante. Antes del almuerzo un poco de coco y luego mucho mango. Bebimos habanero, un vodka barato con más grados que el coñac.”

“Son decenas de paredes con la historia del pasado, el presente y el futuro de México. [...] Frescos dedicados al trabajo de los ceramistas, de los tejedores, de los forjadores y de los ingenios de azúcar. [...] La insurrección de la tierra que se alza hasta el cielo. El entierro de los revolucionarios fusilados. La liberación de los campesinos. La instrucción de los campesinos bajo la vigilancia del pueblo armado.”

  • 1. Woroszylski, Wiktor, Vida de Mayakovsky, traducción de Isabel Fraire, México, Era, 1980.

  • 2. Mayakovski, Vladimir, Cartas de amor a Lili Brik (1917-1930), traducción del italiano de Marcela Milano, Argentina, Ediciones de la Flor, 1970.

  • 3. Мое открытие Америки, Москва-Ленинград, Государственное Издательство, 1926. Disponible aquí

  • 4. Serdítova, Aída, “Vladimir Mayakovsky y Diego Rivera: historia de un retrato”, en Literatura Soviética, núm. 6, 1983.

  • 5. Владимир Маяковский, Москва, Государственное Издательство Изобразительных Искусств. Disponible aquí

  • Alburquerque, Luis, “Los ‘libros de viaje’ como género literario”, en Diez estudios sobre literatura de viajes, Manuel Lucena Giraldo y Juan Pimentel editores, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2006. Disponible aquí .

  • Ivánova, Larissa, “Diego Rivera: un destacado mexicano en Rusia. Análisis de documentos sobre su vida y su obra en los Fondos del AERLA”, en Diego Rivera, La experiencia en la URSS, México, Secretaría de Cultura / Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura / Banco de México, 2017.

  • López de Mariscal, Blanca, “Para una tipología del relato de viaje”, en Viajes y Viajeros, México, Tecnológico de Monterrey, 2006. Disponible aquí.

  • Mundo Internacional. Rusia México 130 años de Relaciones Diplomáticas, vol. 36, núm. 1, 2020. Disponible aquí .

  • Schneider, Luis Mario, Dos poetas rusos en México: Balmont y Maiakovski, México, Secretaría de Educación Pública, 1973.

  • Triolet, Elsa, Recuerdos sobre Maiakovski. Y una selección de poemas, Barcelona, Kairós, 1976.

Agradecimientos

Se agradece a las instituciones que facilitaron los recursos para la presente muestra documental, en especial al personal técnico que hace posible la consulta en los acervos y fondos antiguos.

Archivo General de la Nación-Biblioteca-Hemeroteca Ignacio Cubas

Archivo RIA Novosti

Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada

Biblioteca del Congreso

Hemeroteca Nacional de México

Universidad Nacional Autónoma de México

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