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Interior del Templo a II del Plan de las Ruinas de La Quemada

Interior del Templo a II del Plan de las Ruinas de La Quemada

 
 

En 1836, y con observaciones del geógrafo Alexander von Humboldt, salió de la prestigiosa imprenta de Paul Renouard de París, Francia, el álbum Voyage pittoresque et archéologique dans la partie plus intéressante du Mexique del arquitecto y pintor alemán Carlos Nebel (1805-1855), cuya popularidad y venta fueron sorprendentes. Los dibujos de Nebel que ilustran esta obra son 50 hermosas láminas —20 de ellas coloreadas a mano— producidas en importantes talleres de litografía en París y son el testimonio de su extenso viaje de cinco años por el territorio de México, en el que visitó su ciudad capital, sus alrededores y otras regiones de Zacatecas, Veracruz, Jalisco, Aguascalientes, Puebla y Guerrero. En 1840, el mismo Renouard se encargó de la primera impresión en español de este álbum que apareció con el título Viaje pintoresco y arqueológico sobre la parte más interesante de la República Mexicana, en los años transcurridos desde 1829 hasta 1834.

Es conocido que en 1839 se difundió en México otra versión de esta misma obra, la cual no recibió la autorización del alemán.

 

La litografía coloreada Interior del Templo a II del Plan de las Ruinas de La Quemada del Museo Nacional de Arte, que aquí exhibimos, formó parte de las ilustraciones de una de esas dos ediciones en español. En ambas publicaciones esta imagen se acompañó con un texto escrito por Nebel. La escena exhibe los vestigios arquitectónicos de una plancha cuadrada aparentemente hundida y circunscrita en tres de sus lados por una banqueta elevada con escaleras empotradas en su parte media; sobre las primeras hay grandes salas y habitaciones menores cuyos muros de mampostería aún en pie estaban recubiertos por un aplanado de color blanco, como puede apreciarse. A la mitad del costado del lado sin gradilla se dibujó un basamento de tronco piramidal de cinco cuerpos escalonados con una escalinata en su frontispicio para subir a su cima. También en el centro de la litografía hay un pequeño altar cuadrado de tres cuerpos superpuestos parcialmente destruido y, a un lado, la figura de un hombre con sombrero, hincado sobre una de sus rodillas y blandiendo un pico como si realizara una excavación en el piso.

 

Atrás de la base se diseñaron unas anchas escalinatas que desembocan al pie de la fachada de otra pirámide (conocida como el Mirador) o bien los amplios peldaños de las primeras continúan para ascender a otras partes más altas de estas ruinas. El espacio arquitectónico representado no es otro que la denominada Plaza de los Sacrificios ubicada en el cuarto nivel de la Acrópolis de La Quemada, la que domina la llanura del valle de Malpaso del municipio de Villanueva, en el centro sur del estado de Zacatecas. La Acrópolis es el área constructiva de mayor monumentalidad de este sitio y se compone de cinco inmensas terrazas sobre las que se erigieron los conjuntos plaza-altar central-pirámide —como el de Sacrificios— y fueron emplazadas sobre la ladera sur del cerro de La Quemada o de los Edificios.

 

En 1833, Carl Nebel viajó a Zacatecas y visitó este sitio en cuyas ruinas se encontraba trabajando otro alemán, Carl de Berghes, ingeniero de minas y coronel de artillería de las milicias cívicas del Supremo Estado de Zacatecas. Desde el año anterior, el entonces gobernador Francisco García Salinas —Tata Pachito— encargó a De Berghes ejecutar exploraciones dentro de los monumentos de La Quemada y documentar los pequeños poblados y la red de calzadas empedradas cuyos vestigios se extienden por varios kilómetros sobre el llano. Un plano arqueológico del lugar, cuyo original levantó De Berghes, fue publicado por Nebel en su álbum Plan de las Ruinas de la Quemada cerca de Villanueva. En esta lámina se dibujó con mucha precisión la planta arquitectónica de la Plaza de Sacrificios y de acuerdo a la nomenclatura la denominó Templo a II como también lo hizo Nebel en su litografía coloreada de esta plaza a la que le agregó la figura del hombre excavando el piso de la misma y que no puede ser otro que el mismo Carl de Berghes, del que dejó este testimonio para dar cuenta de sus importantes exploraciones en La Quemada.
 

 

Material de apoyo

Aguilar Ochoa, Arturo, “Carl Nebel en México (1828-1848)”, en Karl Kohut, Alicia Mayer, Brigida von Metz y María Cristina Morales (eds.), Alemania y el México Independiente, percepciones mutuas, 1810-1910, Herder, México, 2010, pp. 73-89.

López Luján, Leonardo, “La arqueología mesoamericana en la obra de Nebel”, en Arqueología de la Arqueología, inah / Editorial Raíces, México, 2017, pp. 272-283.

Medina González, José Humberto, “La Quemada”, en Diálogos con el Pasado. Recuento, inah, México, 2012, pp. 276-284.

 

En 1836, y con observaciones del geógrafo Alexander von Humboldt, salió de la prestigiosa imprenta de Paul Renouard de París, Francia, el álbum Voyage pittoresque et archéologique dans la partie plus intéressante du Mexique del arquitecto y pintor alemán Carlos Nebel (1805-1855), cuya popularidad y venta fueron sorprendentes. Los dibujos de Nebel que ilustran esta obra son 50 hermosas láminas —20 de ellas coloreadas a mano— producidas en importantes talleres de litografía en París y son el testimonio de su extenso viaje de cinco años por el territorio de México, en el que visitó su ciudad capital, sus alrededores y otras regiones de Zacatecas, Veracruz, Jalisco, Aguascalientes, Puebla y Guerrero. En 1840, el mismo Renouard se encargó de la primera impresión en español de este álbum que apareció con el título Viaje pintoresco y arqueológico sobre la parte más interesante de la República Mexicana, en los años transcurridos desde 1829 hasta 1834.

Es conocido que en 1839 se difundió en México otra versión de esta misma obra, la cual no recibió la autorización del alemán.

La litografía coloreada Interior del Templo a II del Plan de las Ruinas de La Quemada del Museo Nacional de Arte, que aquí exhibimos, formó parte de las ilustraciones de una de esas dos ediciones en español. En ambas publicaciones esta imagen se acompañó con un texto escrito por Nebel. La escena exhibe los vestigios arquitectónicos de una plancha cuadrada aparentemente hundida y circunscrita en tres de sus lados por una banqueta elevada con escaleras empotradas en su parte media; sobre las primeras hay grandes salas y habitaciones menores cuyos muros de mampostería aún en pie estaban recubiertos por un aplanado de color blanco, como puede apreciarse. A la mitad del costado del lado sin gradilla se dibujó un basamento de tronco piramidal de cinco cuerpos escalonados con una escalinata en su frontispicio para subir a su cima. También en el centro de la litografía hay un pequeño altar cuadrado de tres cuerpos superpuestos parcialmente destruido y, a un lado, la figura de un hombre con sombrero, hincado sobre una de sus rodillas y blandiendo un pico como si realizara una excavación en el piso.

Atrás de la base se diseñaron unas anchas escalinatas que desembocan al pie de la fachada de otra pirámide (conocida como el Mirador) o bien los amplios peldaños de las primeras continúan para ascender a otras partes más altas de estas ruinas. El espacio arquitectónico representado no es otro que la denominada Plaza de los Sacrificios ubicada en el cuarto nivel de la Acrópolis de La Quemada, la que domina la llanura del valle de Malpaso del municipio de Villanueva, en el centro sur del estado de Zacatecas. La Acrópolis es el área constructiva de mayor monumentalidad de este sitio y se compone de cinco inmensas terrazas sobre las que se erigieron los conjuntos plaza-altar central-pirámide —como el de Sacrificios— y fueron emplazadas sobre la ladera sur del cerro de La Quemada o de los Edificios.

En 1833, Carl Nebel viajó a Zacatecas y visitó este sitio en cuyas ruinas se encontraba trabajando otro alemán, Carl de Berghes, ingeniero de minas y coronel de artillería de las milicias cívicas del Supremo Estado de Zacatecas. Desde el año anterior, el entonces gobernador Francisco García Salinas —Tata Pachito— encargó a De Berghes ejecutar exploraciones dentro de los monumentos de La Quemada y documentar los pequeños poblados y la red de calzadas empedradas cuyos vestigios se extienden por varios kilómetros sobre el llano. Un plano arqueológico del lugar, cuyo original levantó De Berghes, fue publicado por Nebel en su álbum Plan de las Ruinas de la Quemada cerca de Villanueva. En esta lámina se dibujó con mucha precisión la planta arquitectónica de la Plaza de Sacrificios y de acuerdo a la nomenclatura la denominó Templo a II como también lo hizo Nebel en su litografía coloreada de esta plaza a la que le agregó la figura del hombre excavando el piso de la misma y que no puede ser otro que el mismo Carl de Berghes, del que dejó este testimonio para dar cuenta de sus importantes exploraciones en La Quemada.
 

Material de apoyo

Aguilar Ochoa, Arturo, “Carl Nebel en México (1828-1848)”, en Karl Kohut, Alicia Mayer, Brigida von Metz y María Cristina Morales (eds.), Alemania y el México Independiente, percepciones mutuas, 1810-1910, Herder, México, 2010, pp. 73-89.

López Luján, Leonardo, “La arqueología mesoamericana en la obra de Nebel”, en Arqueología de la Arqueología, inah / Editorial Raíces, México, 2017, pp. 272-283.

Medina González, José Humberto, “La Quemada”, en Diálogos con el Pasado. Recuento, inah, México, 2012, pp. 276-284.

 
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