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Índice de las piezas del Museo de Boturini

Índice de las piezas del Museo de Boturini

 
 

Institución: Archivo General de la Nación, agn

A Lorenzo Boturini se le encarceló en la Ciudad de México el 4 de febrero de 1743 por encontrarse en la Nueva España sin licencia, además de transgredir otras prohibiciones. Un día después, las autoridades virreinales confiscaron su “Museo Histórico Indiano”. Luego de nueve meses en prisión, fue enviado a Madrid, adonde llegó a comienzos de 1744. Desde ese momento, solicitó continuamente al Consejo de Indias la devolución de la colección de documentos de su museo, lo que finalmente se aprobó hasta 1747, aunque Boturini, siendo ya “Cronista en las Indias”, por ciertas circunstancias no pudo regresar a la capital novohispana.

 

Los códices incautados de la colección Boturini se encontraban en la Secretaría del Virreinato, donde las pérdidas se acrecentaron aún más luego de su traslado en 1771 a la Real y Pontificia Universidad de México. Poco después, el rey Carlos III encargó escribir la historia de América al cronista Juan Bautista Muñoz, e instruyó a sus colonias del nuevo continente que enviasen a la Península documentos históricos. En la década siguiente fueron reunidos algunos originales y sus copias, principalmente de las colecciones de Boturini y de Carlos de Sigüenza y Góngora; del acervo de este último había pictografías indígenas y tempranos manuscritos en lenguas náhuatl y castellana reunidos a finales del siglo xvii, los cuales sirvieron, entre otros, al jesuita Francisco Xavier Clavijero para sus investigaciones sobre el México antiguo.

 

En 1789, Muñoz inició la escritura del primer tomo de su Historia del Nuevo Mundo, que publicó en 1793. Durante su elaboración y al notar la poca información que había llegado de América, promovió que el 21 de febrero de 1790 se enviara al virrey Revillagigedo una real orden solicitando que se reuniera e hicieran copias del acervo de Boturini. Y que también se reprodujeran otros documentos relativos al pasado de México que pudieran quedar en los archivos de la Secretaría del Virreinato. Así nació la valiosa serie documental de 32 volúmenes llamada Memorias de la Nueva España, cuyo índice manuscrito, que se localiza en el Ramo de Historia del Archivo General de la Nación (agn), hoy presentamos como objeto destacado de Memórica.

 

El virrey encargó a fray Francisco García Figueroa cumplir con la solicitud de la Corona. Por su parte, el último delegó la tarea al padre Manuel de la Vega, quien en dos años recopiló la información que incluyó en esta obra de cuyos volúmenes hizo tres colecciones destinadas a Juan Bautista Muñoz, a la Secretaría del Virreinato y al Convento de San Francisco. La segunda corresponde a la serie documental ya referida del agn y las otras dos se encuentran en España. 

 

En el subtítulo se subrayó que esos papeles tuvieron desde el principio un especial interés y relevancia para Muñoz. De ahí que pueden considerarse el germen de donde creció este monumental trabajo recopilatorio de fuentes documentales, el que sin lugar a dudas es una de las mayores empresas de recuperación de memoria histórica en la Nueva España a finales del siglo xviii.

 

Es importante señalar que en este índice, el padre Manuel de la Vega no sólo enumeró y describió brevemente cada uno de los manuscritos, sino que también escribió una introducción titulada “Plan, División y Prospecto General de estas memorias”. Aquí expuso los obstáculos que enfrentaron otros virreyes anteriores a Revillagigedo para ejecutar esta labor hecha por él, señaló los lugares en cuyos repositorios encontró los documentos históricos que compiló y la división de estas Memorias en dos secciones. La primera comprende los volúmenes I al XI. Dentro de estos ejemplares se incluyeron copias de papeles selectos del Museo de Boturini, las Relaciones del historiador texcocano Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, escritos de Sigüenza y Góngora, de Veytia, y la Crónica de Michoacán, entre otros.

 

La segunda sección comprende los volúmenes XII a XXXII, y en ellos se encuentran otros manuscritos del centro de México como la Crónica Mexicana, La Historia Chichimeca y los referentes a las historias de Sonora, Sinaloa, las Californias, la Nueva Vizcaya, Coahuila y el Nuevo Reino de León, así como otras regiones más septentrionales de la Nueva España.

Material de apoyo:

Baudot, Georges, “Las antigüedades mexicanas del padre Díaz de la Vega O.F.M.”, Estudios de Cultura Náhuatl, núm. 8, México, Instituto de Investigaciones Históricas-unam, 1969, pp. 223-256.

Moreno de los Arcos, Roberto, “La Colección Boturini y las fuentes de la obra de Antonio León y Gama”, Estudios de Cultura Náhuatl, núm. 9, México, Instituto de Investigaciones Históricas-unam, 1971, pp. 253-270. 

Trabulse, Elías, Los manuscritos perdidos de Sigüenza y Góngora, El Colegio de México, 1988, 144 pp.

 

Institución: Archivo General de la Nación, agn

A Lorenzo Boturini se le encarceló en la Ciudad de México el 4 de febrero de 1743 por encontrarse en la Nueva España sin licencia, además de transgredir otras prohibiciones. Un día después, las autoridades virreinales confiscaron su “Museo Histórico Indiano”. Luego de nueve meses en prisión, fue enviado a Madrid, adonde llegó a comienzos de 1744. Desde ese momento, solicitó continuamente al Consejo de Indias la devolución de la colección de documentos de su museo, lo que finalmente se aprobó hasta 1747, aunque Boturini, siendo ya “Cronista en las Indias”, por ciertas circunstancias no pudo regresar a la capital novohispana.

Los códices incautados de la colección Boturini se encontraban en la Secretaría del Virreinato, donde las pérdidas se acrecentaron aún más luego de su traslado en 1771 a la Real y Pontificia Universidad de México. Poco después, el rey Carlos III encargó escribir la historia de América al cronista Juan Bautista Muñoz, e instruyó a sus colonias del nuevo continente que enviasen a la Península documentos históricos. En la década siguiente fueron reunidos algunos originales y sus copias, principalmente de las colecciones de Boturini y de Carlos de Sigüenza y Góngora; del acervo de este último había pictografías indígenas y tempranos manuscritos en lenguas náhuatl y castellana reunidos a finales del siglo xvii, los cuales sirvieron, entre otros, al jesuita Francisco Xavier Clavijero para sus investigaciones sobre el México antiguo.

En 1789, Muñoz inició la escritura del primer tomo de su Historia del Nuevo Mundo, que publicó en 1793. Durante su elaboración y al notar la poca información que había llegado de América, promovió que el 21 de febrero de 1790 se enviara al virrey Revillagigedo una real orden solicitando que se reuniera e hicieran copias del acervo de Boturini. Y que también se reprodujeran otros documentos relativos al pasado de México que pudieran quedar en los archivos de la Secretaría del Virreinato. Así nació la valiosa serie documental de 32 volúmenes llamada Memorias de la Nueva España, cuyo índice manuscrito, que se localiza en el Ramo de Historia del Archivo General de la Nación (agn), hoy presentamos como objeto destacado de Memórica.

El virrey encargó a fray Francisco García Figueroa cumplir con la solicitud de la Corona. Por su parte, el último delegó la tarea al padre Manuel de la Vega, quien en dos años recopiló la información que incluyó en esta obra de cuyos volúmenes hizo tres colecciones destinadas a Juan Bautista Muñoz, a la Secretaría del Virreinato y al Convento de San Francisco. La segunda corresponde a la serie documental ya referida del agn y las otras dos se encuentran en España.

En el subtítulo se subrayó que esos papeles tuvieron desde el principio un especial interés y relevancia para Muñoz. De ahí que pueden considerarse el germen de donde creció este monumental trabajo recopilatorio de fuentes documentales, el que sin lugar a dudas es una de las mayores empresas de recuperación de memoria histórica en la Nueva España a finales del siglo xviii.

Es importante señalar que en este índice, el padre Manuel de la Vega no sólo enumeró y describió brevemente cada uno de los manuscritos, sino que también escribió una introducción titulada “Plan, División y Prospecto General de estas memorias”. Aquí expuso los obstáculos que enfrentaron otros virreyes anteriores a Revillagigedo para ejecutar esta labor hecha por él, señaló los lugares en cuyos repositorios encontró los documentos históricos que compiló y la división de estas Memorias en dos secciones. La primera comprende los volúmenes I al XI. Dentro de estos ejemplares se incluyeron copias de papeles selectos del Museo de Boturini, las Relaciones del historiador texcocano Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, escritos de Sigüenza y Góngora, de Veytia, y la Crónica de Michoacán, entre otros.

La segunda sección comprende los volúmenes XII a XXXII, y en ellos se encuentran otros manuscritos del centro de México como la Crónica Mexicana, La Historia Chichimeca y los referentes a las historias de Sonora, Sinaloa, las Californias, la Nueva Vizcaya, Coahuila y el Nuevo Reino de León, así como otras regiones más septentrionales de la Nueva España.

Material de apoyo:

Baudot, Georges, “Las antigüedades mexicanas del padre Díaz de la Vega O.F.M.”, Estudios de Cultura Náhuatl, núm. 8, México, Instituto de Investigaciones Históricas-unam, 1969, pp. 223-256.

Moreno de los Arcos, Roberto, “La Colección Boturini y las fuentes de la obra de Antonio León y Gama”, Estudios de Cultura Náhuatl, núm. 9, México, Instituto de Investigaciones Históricas-unam, 1971, pp. 253-270. 

Trabulse, Elías, Los manuscritos perdidos de Sigüenza y Góngora, El Colegio de México, 1988, 144 pp.

 
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