“Al llegar delante de Puebla, ciudad fortificada, un cuerpo de 2,000 franceses fue atraído a una trampa; los mexicanos invitaron a los franceses a entrar a Puebla amistosamente, pero tan pronto los últimos estuvieron al alcance, fueron recibidos por metrallas y disparos mortales. Indignados por esta traición, el pequeño cuerpo francés se esforzó en vano por asaltar la ciudad…” [Traducción del francés].

Impreso suelto distribuido en Francia que narra las acciones del 5 de mayo de 1862.

Se dice que para una historia siempre hay dos versiones. En el caso de enfrentamientos y combates militares, al menos, estarán las de los triunfadores y los vencidos; el Sitio de Puebla ocurrido del 16 de marzo al 17 de mayo de 1863 no fue la excepción. En México hemos leído y escuchado las explicaciones de los sitiados, aquellos soldados mexicanos que resistieron heroicamente los embates del 1er ejército del mundo. Poco sabemos de las noticias que leyeron los franceses sobre sus compatriotas. El presente texto busca dar un poco de luz sobre la versión francesa que se difundió en Europa.

Cabe señalar que, después del descalabro que sufrieron los franceses el 5 de mayo de 1862, Napoleón III designó al General de División Élie-Frédéric Forey para dirigir el cuerpo de expedición francesa y tomar la ciudad de Puebla y así abrirse camino a la de México. Proveniente de una familia de militares, Forey llegó a Veracruz con una experiencia de largo alcance en la carrera de las armas; había participado en varias batallas, tanto de la Francia republicana como imperial. Una de sus más distinguidas acciones militares la llevó a cabo en el sitio de Sebastopol durante la Guerra de Crimea (1853-1856), sitio que duró 11 meses y donde salieron triunfadores Francia y sus aliados. Además de su experiencia en combate, Forey tenía conocimientos de topografía militar que lo llevaron a ser elogiado por el ministro de Guerra durante su juventud.

Es así como un experimentado militar, con triunfos en batallas y sitios durante conflictos de guerra internacional, llegó a México al frente de 28 mil soldados del Viejo Mundo y otros 2,450 soldados mexicanos que se le unieron en su camino al centro del país. Los primeros días de marzo Forey repartió a su tropa y oficiales alrededor de Puebla en puntos estratégicos con varios cañones de campaña; sus hombres se encargaron de que nadie saliera ni entrara a la ciudad en busca de ayuda, mientras sus cañones bombardeaban los edificios y puntos defensivos. Así dio inicio el sitio el lunes 16 de aquel mes.

En términos generales, desde que inició el sitio, los franceses tomaron la delantera día con día. Cuando se rompió la primera línea defensiva los primeros días de abril, en el cuartel general de los mexicanos la idea de rendir la ciudad estaba puesta sobre la mesa de operaciones. El general Jesús González Ortega, comandante en jefe de la defensa poblana, se negó rotundamente. Mientras el ejército francés cerraba el sitio, el avituallamiento en Puebla comenzaba a escasear. Varios mexicanos salieron de la ciudad, algunos para escapar y otros para buscar ayuda. Ellos daban fe del estado de emergencia al interior de la ciudad. Seguro de su triunfo, Forey envió varias cartas dirigidas al ministro de Guerra en Francia para informar la situación. Como era de esperarse, Forey manifestó el empeño de los mexicanos al interior del sitio. Decía que Puebla estaba defendida por más de 35 mil soldados, entre mexicanos, europeos desertores y muchos aventureros, pero expresaba que la decisión y tenacidad de los galos era superior. Estas cartas eran publicadas en los diarios y boletines sueltos en Francia para que la noticia de los avances del primer ejército del mundo fuese conocida.

Los ciudadanos franceses leyeron sobre los movimientos militares de ambos bandos, pero siempre se enfatizó la superioridad gala y la torpeza mexicana. Sobre el combate de San Lorenzo, ocurrido el 8 de mayo, las noticias francesas narran que los invasores se precipitaron “con un impulso irresistible y los gritos entusiastas de ¡Viva el Emperador!” Su triunfo fue aplastante; se menciona que los franceses capturaron ocho cañones, tres banderas, 11 banderines, ¡mil prisioneros!, carros y mulas cargadas de víveres, tres toneladas y media de pólvora; dejaron de 800 a 900 muertos y heridos y el ejército del general Ignacio Comonfort fue completamente desbaratado. Por el contrario, ellos sólo perdieron 11 soldados y tuvieron 89 heridos. Como vemos, las cifras son disparejas y exageradas.

Expedición de México. Combate de San Lorenzo. Destrucción de la división del general Ignacio Comonfort. En Le Monde Illustré, 11 de julio de 1863. Biblioteca Nacional de Francia/Gallica.

En otro informe publicado días después, se informa que los pequeños triunfos conseguidos por los mexicanos eran respondidos por grandes y determinadas victorias por parte de los franceses. Forey menciona que, desde el día 14 de mayo, un ayudante de campo del general González Ortega, le solicitó una reunión confidencial para tratar la capitulación de la ciudad; Forey, desconcertado, exigió por escrito esta petición. Más adelante, le pedían un armisticio para acordar la capitulación. Según los documentos publicados en Francia, el orgullo militar de Forey les exigió tratar la capitulación sin detener los combates.

En Francia se informó que existieron varias solicitudes por parte del Estado Mayor mexicano para acordar la rendición de la ciudad, mismas que fueron rechazadas por Forey pues, decía, “que las únicas condiciones admisibles serían que la guarnición [mexicana] saliera con los honores de la guerra, desfilara delante del ejército francés, depusiera sus armas y se entregaran como prisioneros de guerra”. Como vemos, se enfatizó a los habitantes de Francia que Forey tenía la situación bajo su control y que no cedía ante solicitudes que pudieran dejar en mal al ejército de expedición francés.

Asalto a la Penitenciaría. En Le Monde Illustré, 6 de junio de 1863. Biblioteca Nacional de Francia/Gallica.

El general Forey en su cuartel general interrogando a los mexicanos desertores. En Le Monde Illustré, 13 de junio de 1863. Biblioteca Nacional de Francia/Gallica.

Los generales mexicanos rindieron la ciudad el 17 de mayo y expresaron que el motivo fue que, al acabarse el avituallamiento y las municiones, no tenía caso prolongar los enfrentamientos. La versión de Forey y la que se difundió en Francia fue que la ciudad tenía suficientes provisiones y materiales de guerra para continuar los combates, pero lo que se había agotado era la moral militar de los soldados mexicanos ante la superioridad francesa, lo que ocasionó la deserción continua a partir del 8 de mayo, después del combate de San Lorenzo. Además, se informó que ante el inminente avance galo, los mexicanos cesaron la resistencia “porque la toma de la ciudad por la fuerza era inminente y ellos se reconocieron impotentes para resistirla”.

Toma de Puebla por el ejército francés.

Toma de Puebla por el ejército francés.

Cabe mencionar que el propio Forey reconoció en varias de sus cartas el desempeño militar del general Leonardo Márquez, el Tigre de Tacubaya, quien dirigió al pequeño contingente de mexicanos que se sumó a los franceses; aunque claro, siempre bajo las órdenes del ejército invasor.

Al llegar a la Ciudad de México, que cayó sin mayor resistencia, los franceses tanto en México como en Europa se encargaron de difundir noticias sobre un país turbulento y sin paz en el que ellos eran los salvadores. Así se expresaban: “México, hoy en guerra con la Francia, es un magnífico país, pero desolados desde largo tiempo por la guerra civil. Todos los partidos se disputan el gobierno, lo que ha ocasionado guerras perpetuas que arruinan a este desgraciado país, y lo sumergen en una anarquía completa”.

Solemne entrada del ejército francés en Puebla. Recepción del general Forey en la Catedral. En L’Illustration. Journal Universel, 11 de julio de 1863, p. 45.

Entrada del mariscal Forey a la Ciudad de México. En Le Monde Illustré, 8 de agosto de 1863. Biblioteca Nacional de Francia/Gallica.

Finalmente expresan que una parte de la nación mexicana detestaba el gobierno del presidente Benito Juárez y que esperaba al ejército francés como libertadores para sumarse en su marcha a la capital, lugar en el que iban a hacer un llamado a la nación mexicana para escoger de manera libre un gobierno de su elección. Como vemos, las noticias ya anunciaban el próximo gobierno imperial de Maximiliano de Habsburgo, que empezaría en mayo de 1864.