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El Pedregal

El Pedregal

 
 

Institución: Museo Nacional de Arte

Como en la mayoría de las obras del campechano Joaquín Clausell (1866-1935), el óleo El Pedregal, no consigna la fecha de su creación, pero sí un estilo arraigado en el impresionismo del que Clausell es el más digno representante en México. Se trata de una pieza compuesta en planos que se coronan al fondo con la contundente presencia de la montaña del Ajusco de la capital mexicana.
Puede observarse que la primer superficie se puebla de rocas volcánicas que rememoran la erupción del volcán Xitle, hace 1700 años aproximadamente, en una combinación de verde, azul y morado que evidencian el paso del tiempo, pues las rocas se han cubierto de una modesta vegetación que las cubre y se va afinando en una perspectiva que dirige la mirada a la cumbre, al llamado Pico del Águila, coronado con nieve y por un cielo blanco, pleno de nubes que otorga un importante contraste de colores.

 

En las faldas del Ajusco la vegetación se hace presente y dominan variadas tonalidades de verde en donde habitan pinos y árboles como los únicos moradores del espacio; en este sentido cabe señalar que en la vasta obra paisajística de Clausell rara vez se percibe una forma humana en la composición. La naturaleza es el motivo principal de su obra.
Pocas personalidades del arte nacional son tan interesantes como la del artista campechano, figura polifacética conocida tanto por sus actividades vinculadas a las luchas estudiantiles y sociales, al periodismo (fue cofundador de El Demócrata en 1893) y a la jurisprudencia, profesión en la que se formó académicamente, además de trascender como el pintor que representó en México el estilo impresionista, mismo que aprendió durante su exilio en París al lado de los grandes maestros como Monet y Pissarro.

 

Gracias a los impresionistas desarrolló la cualidad de capturar con sus pinceles la iluminación natural al instante mismo de la creación. Fue de los pocos autores mexicanos autodidactas que trascendieron, sin contar con educación artística formal. Gerardo Murillo (el Dr. Atl) y Diego Rivera reconocieron en Clausell a un gran pintor.

Material de apoyo

Clausell, Patricia, Nostalgias ocultas. Anécdotas sobre al vida de Joaquín Clausell, Miguel Ángel Porrúa, México, 2008

Joaquín Clausell, (1866-1935), Col. México a través de sus artistas. Museo Nacional de Arte, México 2012.
 

 

Institución: Museo Nacional de Arte

Como en la mayoría de las obras del campechano Joaquín Clausell (1866-1935), el óleo El Pedregal, no consigna la fecha de su creación, pero sí un estilo arraigado en el impresionismo del que Clausell es el más digno representante en México. Se trata de una pieza compuesta en planos que se coronan al fondo con la contundente presencia de la montaña del Ajusco de la capital mexicana.
Puede observarse que la primer superficie se puebla de rocas volcánicas que rememoran la erupción del volcán Xitle, hace 1700 años aproximadamente, en una combinación de verde, azul y morado que evidencian el paso del tiempo, pues las rocas se han cubierto de una modesta vegetación que las cubre y se va afinando en una perspectiva que dirige la mirada a la cumbre, al llamado Pico del Águila, coronado con nieve y por un cielo blanco, pleno de nubes que otorga un importante contraste de colores.

En las faldas del Ajusco la vegetación se hace presente y dominan variadas tonalidades de verde en donde habitan pinos y árboles como los únicos moradores del espacio; en este sentido cabe señalar que en la vasta obra paisajística de Clausell rara vez se percibe una forma humana en la composición. La naturaleza es el motivo principal de su obra.
Pocas personalidades del arte nacional son tan interesantes como la del artista campechano, figura polifacética conocida tanto por sus actividades vinculadas a las luchas estudiantiles y sociales, al periodismo (fue cofundador de El Demócrata en 1893) y a la jurisprudencia, profesión en la que se formó académicamente, además de trascender como el pintor que representó en México el estilo impresionista, mismo que aprendió durante su exilio en París al lado de los grandes maestros como Monet y Pissarro.

Mathias Goeritz de origen polaco se formó profesionalmente en Alemania, en donde se abocó al estudio de la pintura, la historia del arte y la filosofía. Tres años después de que Hitler tomara el poder, el pintor abandonó Berlín y tras vivir una temporada en Tetuán, Marruecos, se instaló por un tiempo en España. El recorrido llegó a su final en México (1949) al incorporarse como profesor en la Escuela de Arquitectura de Guadalajara, Jalisco, ahí fundó su Taller de Educación Visual en donde se reconocía claramente la influencia de la Escuela de la Bauhaus. Para 1952 ya en la capital del país inició un magnífico legado en el ámbito escultórico que otorgó identidad a la moderna Ciudad de México a través de obras tan simbólicas como el Museo Experimental El Eco (1953), las Torres de Satélite (1957) y su destacada participación en monumentales obras colectivas como la Ruta de la amistad (1968) y el Espacio Escultórico de la unam (1978-80) entre otras.

Material de apoyo

Cuahonte, Leonor (compiladora), El eco de Mathias Goeritz, pensamientos y dudas autocríticas, Turner, México, 2015.

 
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