Esta exposición digital, fruto de la colaboración entre Memórica y la Cineteca Nacional, es un esfuerzo consciente y deliberado por abrir un espacio donde los materiales históricos aquí presentados puedan ser consultados, estudiados y revalorados. No pretendemos ofrecer la única forma de entender o generar discursos sobre estos materiales, sino más bien invitamos a la reflexión crítica y a la creación de nuevas narrativas en torno a ellos. Nuestra intención es fomentar su circulación y conocimiento, permitiendo que sigan siendo objeto de análisis y reinterpretación. Como un guiño a la revitalización de estos valiosos documentos, el maestro José María Serralde ha asumido la tarea de musicalizar algunos de ellos, enriqueciendo así su presentación y contribuyendo a una experiencia más inmersiva para el espectador. Esta exposición es, en esencia, una plataforma para que el pasado dialogue con el presente y para que continúe generando nuevas lecturas y significados.
Álvaro Obregón
Tomás Garrido Canabal y Álvaro Obregón mantuvieron una relación de apoyo mutuo, lo que explica la presencia destacada de este último en la colección fílmica de Garrido. Identificado con los preceptos revolucionarios, para 1920 se une al Plan de Agua Prieta, apoya abiertamente a Adolfo de la Huerta y a Álvaro Obregón ganándose su simpatía y respaldo. Desde su posición como líder del gobierno interino en Yucatán, Garrido encabezó una intensa campaña en favor de la candidatura presidencial de Obregón para el periodo 1920-1924. A su vez, Obregón apoyó el liderazgo regional de Garrido, respaldando su gobierno en Tabasco entre 1923 y 1926.
Garrido también promovió películas proselitistas en apoyo a los presidentes en turno y a los candidatos presidenciales, destacándose especialmente las cuatro cintas dedicadas a Obregón. Un ejemplo se muestra en una película donde se observa al general Obregón en Villahermosa, Tabasco, dirigiendo un discurso desde un balcón a una multitud que lo aclama. Otra película, titulada Manifestación del pueblo tabasqueño en honor del General Obregón, fue filmada por Ignacio Illán el 18 de abril de 1926 en Villahermosa. Aunque Obregón no estuvo presente en este evento, las imágenes revelan la influencia política de Garrido y su capacidad para movilizar el apoyo popular en favor del caudillo revolucionario.
Lázaro Cárdenas
Tomás Garrido Canabal y Lázaro Cárdenas mantuvieron una relación cercana y significativa dentro del contexto revolucionario mexicano. Garrido Canabal, quien lideró Tabasco con un estilo radical y anticlerical, encontró en Cárdenas a un aliado político que compartía su visión de justicia social y transformación agraria. Ambos personajes estaban alineados en su enfoque hacia los más marginados de la sociedad, lo que fortaleció su vínculo. Garrido promovió la candidatura presidencial de Cárdenas, destacando su perfil como un líder agrarista y reformador social, atributos que resonaban con las políticas de progreso y justicia social que ambos defendían.
Durante la campaña presidencial de Lázaro Cárdenas, Garrido Canabal utilizó su influencia en Tabasco para impulsar la imagen de Cárdenas como el candidato que representaba los intereses de los trabajadores y los indígenas. Esta alianza estratégica se reflejó en la propaganda de la época, que exaltaba tanto la congruencia revolucionaria de Garrido como las cualidades presidenciables de Cárdenas, presentándolos como líderes comprometidos con la lucha por la igualdad y el bienestar de los sectores más vulnerables de la sociedad.
Ausencio Cruz y Pascual Ortiz Rubio
Ausencio Cruz fue un político poblano que se estableció en Tabasco en 1918. Desempeñó un papel crucial en la política del estado, ocupando diversos cargos, incluidos los de diputado, senador y gobernador. Su cercanía con Tomás Garrido Canabal fue determinante para su ascenso político. Garrido, tras derrotar a los rebeldes delahuertistas en 1924, brindó su apoyo a Cruz, permitiéndole gobernar Tabasco en dos ocasiones, primero como gobernador interino y luego como gobernador constitucional, a pesar de no ser originario del estado. Esta relación cercana con Garrido se evidencia en los filmes garridistas, en los cuales Cruz aparece frecuentemente, demostrando así la importancia de su rol en el desarrollo de la política regional.
Durante el periodo conocido como el Maximato (1928-1934), marcado por la influencia dominante de Plutarco Elías Calles, el apoyo de Garrido Canabal fue decisivo para la campaña presidencial de Pascual Ortiz Rubio en 1929. Este respaldo se observa en las películas garridistas, donde se muestra a Ortiz Rubio en plena campaña por Tabasco, demostrando la conexión y la alineación política entre Calles, Garrido y Ortiz Rubio. A través de estas películas no sólo se registran los eventos políticos, sino que también se refuerzan las alianzas y se promueve la figura de Ortiz Rubio como el candidato preferido por estos influyentes líderes revolucionarios, lo que subraya el poder del cine como herramienta de propaganda política durante el periodo posrevolucionario.
Fiestas, ferias y desfiles
Durante el gobierno de Tomás Garrido Canabal, las celebraciones públicas, incluyendo ferias, fiestas y desfiles, jugaron un papel esencial en la promoción de su ideología y en la consolidación de su poder. Estos eventos no sólo servían como entretenimiento, sino que se utilizaban estratégicamente como herramientas de propaganda para difundir los valores del garridismo y fortalecer la identidad regional. Al organizar actividades como la Feria de la Yuca en Macuspana, se destacaban las capacidades agrícolas y la autosuficiencia económica de Tabasco, mientras que a través de desfiles cívicos se mostraba la unidad y el progreso bajo su régimen. Estas manifestaciones públicas reforzaban un discurso anticlerical y exaltaban la imagen de un nuevo ciudadano comprometido con la construcción de una sociedad moderna y autosuficiente.
Además, las festividades organizadas bajo el mando garridista tenían una fuerte carga ideológica, diseñada para promover el socialismo y el anticlericalismo. A través de desfiles militares y actividades deportivas, se destacaba el papel del ejército y de la juventud en la consolidación del nuevo orden social, y se aprovechaban estas celebraciones para realizar actos simbólicos que reforzaban la ideología del régimen, como la quema de objetos religiosos. Estas actividades no sólo consolidaban el control político, sino que también servían como medios para adoctrinar a la población en los valores del garridismo y consolidar su hegemonía en la región.
En el contexto del México posrevolucionario, estos eventos no sólo contribuían a la cohesión social, sino que eran fundamentales para el control de la narrativa pública y la promoción de las reformas implementadas por Garrido Canabal a nivel local y nacional. La planificación cuidadosa de estos eventos integraba a diversos sectores de la sociedad, destacando a campesinos, obreros y mujeres como actores clave en el nuevo proyecto social; se promovieron valores como el trabajo, la educación, y la lealtad al gobierno, elementos que eran fundamentales en la formación del "nuevo ciudadano" que el garridismo buscaba construir. De esta manera, las celebraciones públicas bajo el gobierno de Garrido Canabal no sólo reflejaban los ideales de modernidad y progreso, sino que también funcionaban como vehículos eficaces para la difusión de la ideología del régimen y la construcción de un estado alineado con los principios revolucionarios.
Sugerencia al visitante: hemos seleccionado fragmentos de los filmes completos para visualizar temáticas específicas. Si prefieres o deseas ver la película completa también se tiene esa opción.
La Liga Central de la Resistencia durante el periodo garridista en Tabasco fue una organización fundamental en la implementación y control de las políticas del régimen de Tomás Garrido Canabal. Integrada por trabajadores de diversas localidades, esta liga no sólo funcionaba como un organismo gremial, sino que también tenía un propósito político claro: apoyar y consolidar el poder del gobierno garridista. Sus actividades se enfocaban en organizar y coordinar eventos públicos, como manifestaciones, desfiles y ceremonias que promovían los ideales revolucionarios, especialmente en lo que respecta al anticlericalismo y la educación socialista. Un ejemplo destacado de su actuación fue la organización de la quema de objetos religiosos, alineada con la política anticlerical de Garrido, lo que reforzaba la imagen del gobierno como un ente modernizador y anticlerical.
Además de su rol en la propagación ideológica, la Liga de Resistencia fue crucial en la movilización y cohesión de diversos sectores de la sociedad tabasqueña, incluyendo campesinos, obreros y mujeres. Su participación activa en los eventos públicos no sólo ayudaba a consolidar la hegemonía del garridismo, sino que también promovía una narrativa de progreso y modernidad que resonaba con los ideales revolucionarios. Las imágenes documentadas muestran a los miembros de la liga en diversas actividades, subrayando su papel en la estructuración social y económica de la región. Estas ligas no sólo contribuían a la defensa de los intereses de los trabajadores contra los capitalistas, sino que también eran vistas como un mecanismo para erradicar las reminiscencias del pasado esclavista, promoviendo un nuevo orden social basado en los principios del socialismo garridista.
Durante el periodo garridista, una de las reformas más significativas fue la campaña anticlerical, cuyo objetivo era erradicar el dominio de la Iglesia católica y su influencia en la educación del pueblo. A partir de 1928, bajo el gobierno de Ausencio Cruz y con el apoyo de Tomás Garrido Canabal, se implementaron medidas drásticas como el cierre de iglesias, la expulsión de sacerdotes y la destrucción de imágenes religiosas en actos públicos. Estos eventos, que contaban con la participación directa de Garrido Canabal y sus seguidores, tenían como fin desfanatizar a la población y reemplazar los valores religiosos por una educación laica y atea. Las escuelas, muchas de ellas instaladas en antiguos espacios de culto, promovían una enseñanza que combinaba el aprendizaje en aulas con actividades prácticas en el campo, como la natación, la agricultura y la crianza de animales, inculcando así una nueva visión del mundo, libre de las ataduras del pasado.
Otra de las reformas centrales del garridismo fue la campaña antialcohol, cuyo propósito era eliminar el consumo de alcohol, considerado un vicio que impedía el progreso de la sociedad tabasqueña. En 1931 se promulgó la Ley Seca, que prohibía la importación, exportación y venta de bebidas alcohólicas, con sanciones severas para quienes infringieran la normativa. Aunque surgió un mercado negro en respuesta a estas prohibiciones, la presión social y las medidas punitivas lograron disminuir drásticamente el consumo de alcohol en el estado. Esta campaña se integró en el proyecto más amplio de regeneración social del garridismo, buscando no sólo mejorar la salud pública, sino también fortalecer la moralidad y la disciplina dentro de la población. Finalmente, la reforma educativa impulsada por el garridismo buscaba crear una nueva generación de ciudadanos que abrazaran los ideales revolucionarios y rechazaran las influencias del pasado, particularmente las religiosas. La educación se centró en inculcar valores como la autosuficiencia, la disciplina y el trabajo, promoviendo al mismo tiempo una mentalidad científica y racionalista. Las escuelas se convirtieron en los principales vehículos para la difusión de estos ideales, y su impacto fue tal que contribuyeron significativamente a la consolidación de un nuevo orden social en Tabasco, alineado con los principios revolucionarios y la modernización promovida por Garrido Canabal.
Durante el periodo garridista en Tabasco, la naturaleza y el campo jugaron un papel fundamental no sólo como escenarios de la vida cotidiana, sino también como símbolos del proyecto de modernización y autosuficiencia que Tomás Garrido Canabal impulsaba en la región. Las imágenes en movimiento capturadas en los filmes garridistas frecuentemente mostraban días de campo donde los lugareños, en contacto con el entorno natural, disfrutaban de actividades al aire libre, lo que no sólo destacaba la riqueza del paisaje tabasqueño, sino también la importancia del trabajo en la tierra como base del desarrollo económico y social. Este énfasis en la naturaleza y en el trabajo agrícola buscaba inculcar en la población un sentido de pertenencia y compromiso con el proyecto revolucionario, enmarcado en un entorno que representaba la promesa de una vida mejor, libre de las ataduras del pasado.
La naturaleza, en este contexto, se volvió un punto de encuentro y disfrute para la población, pero también un escenario donde se materializaban las políticas del garridismo. Las actividades al aire libre, como la natación, la agricultura y la crianza de animales, integradas en el sistema educativo, reflejaban la visión de un "nuevo hombre" que Garrido Canabal pretendía formar: autosuficiente, disciplinado y alineado con los ideales revolucionarios. Así, el campo tabasqueño, más allá de ser un simple escenario natural, se convertía en un espacio de construcción social y política, donde la educación, el trabajo y el disfrute del entorno se fusionaban en un proyecto de regeneración y progreso que buscaba transformar a la sociedad tabasqueña desde sus cimientos.
El "feminismo garridista" es una corriente del pensamiento feminista que se desarrolla en Tabasco bajo la influencia del gobernador Tomás Garrido Canabal. Este movimiento se caracteriza por su postura en la que se promueve la participación de las mujeres en la vida pública y política, alineando sus acciones con los ideales revolucionarios de la época; busca redefinir su rol en la sociedad, impulsando la idea de la mujer como "camarada" en la lucha social, lo que implica un cambio radical en la percepción de género.
En el contexto del garridismo, las mujeres son incentivadas a participar en actividades educativas y laborales, con un enfoque en la emancipación económica y la educación laica. Este feminismo no sólo se enfoca en la igualdad legal y política, sino que también busca la liberación de las mujeres de la opresión clerical, considerando que la influencia de la Iglesia era un obstáculo para el progreso social. De esta manera, el feminismo garridista integra demandas de justicia social, igualdad de género y anticlericalismo, alineando su lucha con los intereses del estado revolucionario.
A pesar de su énfasis en la participación activa de las mujeres en la esfera pública, el feminismo garridista no alcanza un consenso uniforme sobre la igualdad de género, ya que algunas de sus posturas se enfocan en las particularidades de las mujeres como madres y cuidadoras, mientras que otras promueven una igualdad más radical. Este feminismo es, en esencia, un reflejo de las tensiones ideológicas de la época, donde se contraponen las ideas emergentes de la igualdad de género con los prejuicios y estructuras tradicionales aún presentes en la sociedad tabasqueña de la década de 1930.
Durante el gobierno de Tomás Garrido Canabal las mujeres desempeñaron un papel destacado en las celebraciones públicas, integrándose activamente en eventos como ferias, fiestas y desfiles. Estas actividades no sólo les brindaron un espacio de participación social, sino que también fueron utilizadas como una plataforma para promover la imagen de la mujer como protagonista del nuevo proyecto social impulsado por el garridismo. Se alentaba la participación femenina en la promoción de prácticas agrícolas, la cocina regional y la artesanía, lo que contribuía a destacar su rol en la economía local. Estas actividades reforzaban la idea de que las mujeres eran parte integral de la construcción de una sociedad autosuficiente y moderna. Las mujeres marchaban junto a hombres en desfiles, portando símbolos del progreso y la modernidad, y en algunos casos, participaban en representaciones que exaltaban los logros del gobierno y los valores del socialismo. Este protagonismo en las celebraciones públicas no sólo visibilizaba a las mujeres como agentes de cambio, sino que también las alineaba con la narrativa revolucionaria y anticlerical del régimen garridista, presentándolas como defensoras y promotoras de los nuevos valores sociales y políticos.
Colofón
Ministro de Agricultura
La cercanía entre Garrido Canabal y Lázaro Cárdenas parecía augurarle al primero un futuro brillante en la política y no se ocultaba el sueño una futura candidatura presidencial. El primer paso estaba dado al ser nombrado parte del gabinete presidencial como secretario de Agricultura y Ganadería por los buenos resultados obtenidos en Tabasco. No obstante, el sueño duró poco y sus posturas anticatólicas radicales cobraron un precio muy alto. La formación garridista de jóvenes revolucionarios conocidos como los “Camisas Rojas” fieles a su líder lo siguieron hasta la capital mexicana. El fin de su meteórica carrera tuvo lugar sin su presencia, durante un enfrentamiento afuera de la parroquia de San Juan Bautista, en el centro de Coyoacán el 30 de diciembre de 1934 cuando dichos Camisas Rojas, dispararon contra un grupo de católicos que salían de misa. La primera víctima fue María de la Luz Camacho. Indignados los creyentes se defendieron y atacaron a su vez ultimando al joven Camisa Roja Ernesto Malda Maza. Tomás Garrido Canabal, quien hacía menos de un mes había tomado el cargo, fue señalado como instigador y culpable a ojos de la sociedad mexicana. Con el general Calles fuera de la escena política no hubo respaldo ni protección y ante el desprestigio que pudo haber sufrido el gobierno de Cárdenas, Garrido se vio obligado a renunciar y partir al exilio a Costa Rica dejando México el 1 de agosto de 1935 a bordo del avión El Guacamayo.