A lo largo de la historia de México, las mujeres han tejido hilos de resiliencia y dedicación para conformar un lienzo fundamental de convivencia social. Su papel en la gestión y preservación del agua ha sido destacado. En esta exposición titulada “Mujeres y agua”, el Archivo Histórico y Biblioteca Central del Agua, de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), realiza un breve esbozo de la invaluable contribución de las mujeres a lo largo del tiempo, reconociendo cómo sus esfuerzos han sido piedra angular para garantizar que los hogares de México cuenten con este recurso básico, esencial para la vida y el desarrollo de toda comunidad. Esta muestra fotográfica de 40 imágenes, que corresponde al periodo de 1917 a 1977, está dedicada a la labor de las mujeres en diversos ámbitos relacionados con el uso y gestión del agua. Se trata de un recorrido histórico que documenta la importante aportación, tanto de niñas como de mujeres, en el hogar y en actividades agrícolas, industriales, administrativas, técnicas, educativas, científicas y de capacitación. Es también un reconocimiento para aquellas que por generaciones han luchado para crear condiciones de empoderamiento y de inclusión en el sector de los recursos hídricos e hidráulicos.
En la mayoría de las culturas y comunidades de México, las mujeres han desempeñado un papel destacado en la recolección y transporte de agua para uso diario a sus hogares. Cuando las fuentes, como ríos, manantiales, jagüeyes y pozos, están lejos de sus poblados, las mujeres han tenido que hacer largas caminatas para conseguir el agua. Carecer de puntos cercanos ha representado una carga extra para ellas. En los años sesenta, las secretarías de Recursos Hidráulicos (srh) y de Salubridad y Asistencia (ssa) implementaron programas para llevar agua potable a zonas urbanas y comunidades rurales, trabajando de la mano con gobiernos locales y estatales. Su misión principal era proporcionar agua a través de tomas domiciliarias, hidrantes públicos, unidades de agua (con tanques de almacenamiento y lavaderos públicos) y de la instalación de bombas en norias para uso doméstico y de riego. Estas iniciativas acercaron agua de mejor calidad que la disponible en fuentes tradicionales, mejorando la vida de la población rural y urbana, especialmente, mujeres y niñas.
Sumérgete en el fascinante universo de oficios entrelazados con el agua; es palpable la conexión que existe entre estos trabajos y el recurso hídrico. Desde las trabajadoras de la Fábrica de Hilados y Tejidos de Metepec, que tejían historias con algodón, hasta las empacadoras de fruta, cuyas manos organizaban coloridas cosechas. Las oficinistas y telefonistas, guardianas de información y comunicación, desempeñaban roles clave, mientras laboratoristas de la Dirección General de Estudios y la Subdirección de Agrología analizaban la tierra para cultivar con sabiduría y técnica. Las analistas de calidad del agua evaluaban su pureza, y las laboratoristas de las direcciones generales de Sanidad Vegetal y Animal protegían cosechas y ganado. Cada labor representa un eslabón vital en la cadena hídrica. Este mosaico de oficios, todos enmarcados por la presencia del agua, revela la diversidad y vitalidad de las contribuciones laborales a lo largo del tiempo. “Entre gotas y oficios” te invita a explorar estos roles, donde cada gota cuenta una historia laboral.
La agricultura mexicana no habría prosperado de la misma forma sin la intervención de la mujer, quien solía encargarse de la selección y conservación de semillas, así como de la producción alimentaria en pequeñas parcelas familiares. De acuerdo con datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (2023), más de 938 mil mujeres trabajan en el sector primario del país; de esta cantidad, el 83.9 por ciento lo hace en la agricultura, 1 donde destacan en actividades como la siembra, la cosecha y el empaquetado de frutas y hortalizas que se ponen en las mesas tanto nacionales como internacionales. Las imágenes de esta galería capturan la vida de mujeres que dedicaron años a la agricultura, ya sea en pequeños huertos familiares o como jornaleras en campos de cultivo. Desde tempranas horas, con sombrero y pañuelo, iniciaban animosamente la recolección, mostrando destreza manual al seleccionar y cortar los mejores cultivos como maíz, frijol, jitomate, uva y algodón. Las mujeres del campo a menudo enfrentan la falta de reconocimiento y de condiciones inadecuadas para sus labores. Las leyes actuales buscan mejorar su calidad de vida mediante un proceso de transformación positiva que visibilice y reconozca su labor. Reconocer y valorar la aportación de las mujeres en la agricultura permitirá garantizar un desarrollo sostenible, así como promover la igualdad en el ejercicio de sus derechos para lograr una vida digna.
La Secretaría de Recursos Hidráulicos (srh) lideró el Comité de Promoción de Servicios Sociales, compuesto por voluntarios, entre los que se encontraban trabajadoras de la propia dependencia, esposas de ingenieros y mujeres campesinas. Su dedicación fue fundamental para avanzar en los programas nacionales Agropecuarios y Forestales, beneficiando a las familias rurales. El Comité estuvo involucrado decididamente en la gestión de obras que beneficiaban a la sociedad, como dispensarios médicos, centros comunitarios, aulas, parques recreativos, cisternas y más. También impulsó proyectos productivos y proporcionó talleres de capacitación dirigidos especialmente a mujeres campesinas, que abarcaban áreas como paquetes familiares, huertos, agroindustrias, cocina, corte y confección, bordados, primeros auxilios y planificación familiar. Se impartieron programas de capacitación para las empleadas de la srh, que comprendieron áreas técnicas, administrativas y la laboral-familiar, resaltando notoriamente las actividades apícolas. La labor incansable del Comité marcó una diferencia tangible, promoviendo el bienestar y el desarrollo integral en las comunidades rurales del país.