Homenaje postumo a Silvestre Revueltas
Institución: Museo Nacional de la Estampa
Silvestre Revueltas (Santiago Papasquiaro, Durango, 1899-Ciudad de México, 1940) nació en el seno de una peculiar familia mexicana. Los hermanos Revueltas destacaron durante el siglo xx por su activa participación en la vida cultural y política del país. Silvestre, el hermano mayor, fue músico; Fermín, pintor y muralista; Consuelo, pintora; Rosaura, actriz, bailarina y escritora; y José, escritor y activista. Aunque Silvestre tuvo una vida relativamente corta, pues falleció a los 40 años de edad, su legado pervive hasta nuestros días. Algunas de sus composiciones más importantes, como La noche de los mayas, Sensemayá y Cuauhnáhuac, continúan representando a México en todo el mundo. Además, fue de los primeros en musicalizar el cine nacional.
Silvestre comenzó a practicar el violín desde niño. Continuó sus estudios musicales en la Ciudad de México, y más tarde, en Chicago, perfeccionó el instrumento de cuerdas, mientras que en San Antonio, Texas, trabajó una temporada como profesor en el Conservatorio. A su regreso al país, por invitación de Carlos Chávez dirigió la Orquesta Sinfónica de México. Para los críticos, la obra de Silvestre Revueltas transmite el nacionalismo posrevolucionario.
A su muerte, Leopoldo Méndez hizo el grabado que aquí observamos, de manera similar a la que el músico compuso la pieza Homenaje a Federico García Lorca en honor al poeta y dramaturgo español. Estos gestos son prueba de la amistad entre artistas e intelectuales del siglo pasado, animados por sus inclinaciones estéticas y políticas en común. Pablo Neruda le dedicó el “Oratorio menor en la muerte de Silvestre Revueltas”: “Silvestre ha muerto, Silvestre ha entrado en su música total, / en su silencio sonoro”.